El caso de Sandra Torres es un hito dentro del contexto político de la historia de la Guatemala actual. No cabe duda de que en esta oportunidad, por enésima vez ha triunfado la oligarquía criolla, a quien también le llaman las cúpulas económicas. Hasta este momento, jamás se había visto que una mujer, especialmente siendo esposa del presidente de la República, haya sido atacada, vilipendiada, descalificada, avergonzada y todos los epítetos con los que esta desafortunada dama ha sido caracterizada, desde que su esposo era candidato a la presidencia de la República.
A quien se atacó igualmente, aunque no con tanta saña, fue a Evelyn Morataya de Portillo, esposa del expresidente Alfonso Portillo. Ella agachó la cabeza y desapareció, prácticamente, del escenario, para evitar la onda expansiva del ataque.
Es necesario hacer notar que a los presidentes que no juegan la pelota con la oligarquía nacional en la dimensión en la que ellos quieren, los atacan desde el ángulo del género, en un país machista, como lo es Guatemala, en donde una enorme cantidad de mujeres sigue siendo, desgraciadamente, también machista. Particularmente vemos el desborde de muchos medios de comunicación de radio, TV y algunos matutinos y sus columnistas que se dedican a esta triste labor.
Las esposas de Jorge Serrano Elías, ílvaro Arzú Irigoyen y í“scar Berger Perdomo jamás fueron descalificadas o avergonzadas, por el contrario, se les trató como deberían ser tratadas siempre, por los guatemaltecos y extranjeros, la esposa de un presidente de la República de Guatemala. Lo más triste es que medios de comunicación que dicen que las instituciones han sido degradadas y que deben ser rescatadas, son quienes han degradado la figura de la representación de la mujer guatemalteca en la institución presidencial.
Personalmente no estoy a favor de Sandra Torres, simplemente creo que dentro de los marcos legales existe forma de que ella hubiera podido tener acceso a la candidatura presidencial con el fin de hacer verdaderamente dinámicas las elecciones en nuestro país, donde la democracia no es más que una caricatura que se utiliza únicamente como palabra talismán, cuando conviene, por quienes tienen el rábano por el tallo.
En esta oportunidad puede verse con claridad la intención oligárquica de devolver el poder a los militares, presentando la vianda servida a Otto Pérez Molina, quien, según dicen los que manejan las encuestas, podría ganar en la primera vuelta. Si es así el asunto, lo dicho en esta columna unos meses antes no deja de ser verdad: Este es un país en donde la mayoría va a votar pero no elige nada. Ya todo está elegido y sigue girando la rueda de caballitos con lucecitas y música, en el mismo lugar y sobre el mismo eje.
Quién sabe si Sandra Torres hubiera ganado la elección. Lo más probable es que no. Sin embargo, hubiera sido un buen experimento para Guatemala elegir a una mujer con ese temperamento agresivo y con ese carácter violento, para presidente de la República, con el fin de ver una serie de cambios y reacciones de la misma población.
Esperemos que el electorado se volque a votar por Suger, quien como académico y partidario de la oligarquía no podrá realizar muchos cambios favorables para la población en general, aunque sí intentará superar en algunos aspectos el statu quo. Si lograra mejorar los aspectos educativos sería maravilloso para Guatemala. Ya derramada la leche… ¿Qué piensa el lector?