«Cantinflas», un comediante del pueblo, para el pueblo y más


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«Â¡Pásele joven!»

México se ha volcado a celebrar el centenario del nacimiento de Mario Moreno Cantinflas, el gran actor que hizo del hablar sin sentido una nueva forma de comedia.

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POR E. EDUARDO CASTILLO

Su imagen traspasó fronteras. Sus pelí­culas hicieron reí­r y marcaron a varias generaciones de latinoamericanos.

Su personaje, surgido de los teatros populares de la primera mitad del siglo XX, se ha convertido en objeto de estudio académico en un intento por explicar el carácter de los mexicanos.

Durante su carrera de hizo 51 pelí­culas y cortometrajes y encarnó a diversos personajes vinculados con los sectores populares: barrendero, policí­a, bombero, sacerdote, doctor, y maestro.

Una breve incursión en Hollywood, donde hizo dos pelí­culas, le bastó para ingresar al imaginario anglosajón. Una de las cintas, «La vuelta al mundo en 80 dí­as», le valió un Globo de Oro en 1957 como mejor actor de comedia.

El personaje de Cantinflas vestí­a un pantalón por debajo de la cadera, camisa blanca sobre la que caí­a un pedazo de trapo al que llamaba «gabardina», un pequeño sombrero y un cigarro que llevaba a su rostro marcado por un bigotito ralo y la barba a medio crecer.

«Cantinflas, el llamado peladito, (es) el representante de un cierto sector popular que carece incluso de lo más elemental, por eso se le llamaba el pelado, el que no tiene nada o el que carece de todo o de casi todo», dijo Eduardo de la Vega Alfaro, historiador de cine de la Universidad de Guadalajara

«Y quizá eso que tení­a, y que en nuestra cultura latinoamericana e iberoamericana tiene todaví­a, la carga del pí­caro… (lo) volvió un personaje muy popular al que acudí­amos un poco para tratar de refrescar y de hacer evolucionar ciertas pautas, ciertos valores, ciertas convenciones», dijo.

Para el propio Mario Moreno, cualquier actor debí­a ser «un observador nato» de su realidad. En su caso, sólo recogí­a el «eco popular».

«Es cierto que de un modo errático se expresaban los mecapaleros, boleritos y teporochos que se reuní­an en cualquier punto de nuestra capital», dijo el comediante a la periodista mexicana Guadalupe Elizalde, autora de la biografí­a «Mario Moreno y Cantinflas… rompen el silencio» (1994).

Carlos Monsiváis, ensayista y escritor recientemente fallecido, decí­a que en la década de 1930 el cine mexicano empezó a incluir el habla popular, hasta entonces marginada y considerada de mal gusto. Y Cantinflas fue uno de sus principales representantes en ese momento, cuando el 33,9% de la población era analfabeta.

«Cantinflas es, casi literalmente, la erupción de la plebe en el idioma», dijo Monsiváis en 1997. «Antes de él los ‘peladitos’, los parias urbanos, sólo existí­an en el espectáculo como motivos pintorescos, los expulsados de la idea de nación por razones obvias, de esas que se captan nada más verlos u oí­rlos durante un minuto».

Sin vivir en la miseria, Mario Moreno nació en un hogar humilde.

Su madre, Soledad Reyes Guí­zar, era ama de casa, y su padre, Pedro Moreno Esquivel, un empleado del servicio postal mexicano. Ambos se oponí­an a los deseos de Mario de entrar al mundo del espectáculo.

Mario Arturo Moreno Ivanova, hijo del actor, dijo a la AP que la oposición de sus abuelos provení­a de creer que ese mundo estaba plagado de «mucha prostitución, mucha drogadicción, muchos vicios».

Don Pedro querí­a que sus hijos siguieran sus pasos en el servicio postal.

En busca de un lugar en la actuación y sin un nombre que lo identificara, Mario Moreno comenzó en la década de 1920 a actuar en las «carpas», una especie de teatro itinerante muy frecuentado en los sectores populares. En una de ellas conoció a quien se convertirí­a años después en su esposa, Valentina Ivanova, de origen ruso.

Antes de dedicarse de lleno a la actuación, estudió un tiempo en la Escuela Nacional de Agricultura. Fue boxeador con el sobrenombre de «El Chato» e incluso se enroló en el ejército. Fue dado de baja tras descubrirse que era menor de edad.

A final de esa década usaba el nombre de «Polito» en las «carpas», que cambió después a «Cantinflitas», un personaje con el rostro maquillado como payaso, algo que también tení­a el propósito de ocultarlo de sus padres.

Algunos entrevistados, como su sobrino Eduardo Moreno Laparade, dicen que el nombre fue una invención propia. Pero su hijo asegura que el origen del nombre de Cantinflas surgió en las «carpas».

Dice que su padre le contó que en una ocasión el dueño de una de ellas le pidió anunciar la cartelera del siguiente dí­a. Al estar frente al público, se puso nervioso, se enredó al hablar y la gente se soltó a reí­r.

«Y uno del público le grita ahí­: ‘oye, pa’ hablar así­, en la cantina cuántas te inflas’. En México, inflar significa tomar, beber… y de ahí­, él jugando con esas palabras, salió el nombre de Cantinflas», dijo.

«Una anécdota que me platicó él es que cuando ya era conocido en la carpa… mi abuela un dí­a le dijo: ‘oye, dicen que ahí­ hay un comediante muy chistoso, que tiene mucho éxito y yo lo quiero ir a ver, es un tal ‘Cantinflitas»’, dijo el hijo de Cantinflas. «Mi abuelo se mandó a hacer unas tarjetas personales, ya se sentí­a tan orgulloso, que decí­an: ‘Pedro Moreno Esquivel, papá de Cantinflas», dijo a la AP Moreno Laparade, quien encabeza una fundación que lleva el nombre del actor.

Tras unos años en la carpa y ya como Cantinflas, el actor salta al teatro formal, de la mano de un empresario que veí­a cómo crecí­a la fama del comediante.

Su debut teatral se dio en 1936, el mismo año que marca su incursión en el cine con la pelí­cula «No te engañes corazón». Casi a la par se estrena también como torero bufo (comediante), lo que también le dio mucho reconocimiento popular.

Cantinflas solí­a enredar a sus interlocutores, que al final se mostraban no sólo pasmados, sino superados.

En la cinta «Si yo fuera diputado» (1951), Cantinflas platica con un aspirante a diputado, «don Próculo», a quien le reprocha que busque ser legislador sin saber lo que es democracia.

«Â¿Y a poco usté sí­ lo sabe?», le revira el hombre. «Pos me lo imagino», responde Cantinflas y de inmediato le da cátedra: «Democracia, mire usté, según la lengua española traducida al castellano quiere decir demos, como quien dice dimos y si dimos con qué nos quedamos y cracia viene siendo igual, porque no es lo mismo don Próculo se va a las democracias que demos cracias que se va don Próculo».

Rendido, el candidato no tiene más que reconocerle: «ya veo que usté sabe mucho».

«Mario tuvo esa genialidad de captar al mexicano que siente que no está lo suficientemente documentado ni tiene una cultura muy vasta, sin embargo, su forma de hablar lo lleva a querer dar la apariencia de que sabe, cuando realmente no sabe nada», dice a la AP Xavier López, un comediante mexicano que desde hace décadas interpreta a un niño de pantaloncillos cortos llamado «Chabelo» y que compartió una escena con Cantinflas en la cinta «El extra» (1962).

En un reciente ensayo, el ex canciller mexicano, Jorge G. Castañeda, señaló que un rasgo que define el carácter de los mexicanos es su aversión al conflicto y pone de ejemplo a propio Cantinflas, cuya forma de hablar incluso ha sido incluida en el diccionario de la Real Academia Española bajo el tí­tulo «cantinflear».

«Cantinflas lograba escabullirse de cualquier embrollo y abrirse camino con base en pura labia y locuacidad, el uso del doble sentido y el eufemismo, las frases y gestos de sentido tácito y a ratos incomprensibles», dijo Castañeda en su libro «Mañana o pasado. El misterio de los mexicanos».

Para muchos, la cinta «Ahí­ está el detalle» (1940) marca la cumbre de su éxito, entre otras cosas porque en ella aflora su lenguaje en todo su esplendor.

El hijo del comediante recuerda que en una reunión con el rey Juan Carlos de España, el monarca le dijo que era «un gran placer conocer a Cantinflas en persona, porque nada más lo conocí­a en la pantalla».

Hubo un silencio que fue roto por Moreno: «Caray, si viera que para mí­ es mayor el placer de conocer un rey en persona, porque nomás los conocí­a en la baraja».

Moreno Ivanova dice que la fama de Cantinflas era reconocida por el mismo Chaplin, considerado el más grande comediante del cine mundial. Cuenta que en 1972, Mario Moreno fue a Suiza a una reunión con el actor inglés.

Ahí­, según el relato que su padre hizo a Moreno Ivanova, Chaplin le dijo a su colega mexicano: «En el mundo nada más usted y yo». Aunque hizo una precisión: «tú eres el mejor comediante, pero yo sigo siendo el rey».

Cantinflas llegó hasta el Paseo de la Fama de Hollywood, donde en 1980 se le develó una estrella.

La placa conmemorativa reza: «Dentro del mundo de habla hispana, él es conocido como el comediante más grande del mundo, comparable en Estados Unidos sólo con el gran Charlie Chaplin».

Para el experto de la Universidad de Guadalajara, la comparación con Chaplin es «muy poco afortunada», debido a que la comicidad del inglés era básicamente mí­mico-gestual, mientras que la de Cantinflas es «preponderantemente verbal».

Como sea, el actor fallecido el 20 de abril de 1993 es para muchos el gran comediante latinoamericano. El dí­a exacto de su nacimiento, el 12 de agosto, se presentarán timbres postales conmemorativos y por la noche habrá un homenaje bailable titulado «Pásele joven».

Los íngeles
Celebran 100 aniversario de natalicio de Cantinflas


Por E.J. TíMARA

El genio y la gracia de Cantinflas fueron recordados ayer en un histórico cine de Los íngeles, donde proyectaron una pelí­cula y muchas fotos del comediante mexicano.

El homenaje a Mario Moreno «Cantinflas» en el dí­a en que cumplirí­a 100 años se realizó en el Teatro Million Dollar, en el centro de Los íngeles, donde se estrenaron muchas de las cintas del comediante así­ como pelí­culas de la etapa conocida como el Cine de Oro Mexicano.

Tras proyectar decenas de fotos de Cantinflas, mayormente en Hollywood, el dueño del Teatro Million Dollar recordó a Cantinflas como un excelente cómico que también conquistó innumerables seguidores en Estados Unidos, especialmente en Los íngeles.

«Hacerle un homenaje a Cantinflas. No puedo comenzar a explicar lo significativo que esto es para mí­», manifestó desde el podio Corwin, presidente y director ejecutivo de Metropolitan Theater Corp., cadena de cines que incluye el Million Dollar. «Cantinflas fue mi héroe, creo que él fue el mejor comediante del mundo».

El locutor Teddy Fregoso, que conoció a Moreno en México en 1945, recordó que en el Million Dollar se estrenaron pelí­culas como «El bombero atómico».

«í‰l era muy chistoso en la vida real», recordó Fregoso, quien dijo que alguna vez jugó póquer con Cantinflas y le ganó 200 dólares.

Cantinflas, protagonista de «Ahí­ está el detalle» y «La vuelta al mundo en 80 dí­as», murió en 1993 de cáncer de pulmón. Tení­a 82 años.

Antes de proyectar el filme «El circo», con subtí­tulos para la audiencia bilingí¼e, un imitador salió al estrado y bailó al estilo Cantinflas, moviendo la cadera ridí­culamente y a veces como resbalándose, e hizo reí­r al público con cantinfladas y chistes.

«Los polí­ticos son como Disney, sólo hacen hablar a los animales», bromeó el imitador. «Disculpen los polí­ticos presentes que se colaron. Es que no tuvimos dinero para guardias de seguridad».

Durante el evento, el imitador sostuvo un pastel que decí­a «Cantinflas 100 años» y los presentes cantaron las tradicionales mañanitas por el cumpleaños del comediante mexicano.

También se proyectaron fotos de Cantinflas al lado de celebridades como Shirley MacLaine, David Niven, Elizabeth Taylor, Anthony Quinn y Walt Disney. Otras imágenes que causaron suspiros fueron las de Cantinflas en el estreno de uno de sus filmes en el Million Dollar, un anuncio de un toreo de Cantinflas en Tijuana, México; y fotos de Moreno en el ruedo disfrazado de El Peladito y firmando autógrafos.

Muchas de las fotos estuvieron relacionadas a los dos filmes que Cantinflas rodó el Hollywood, «La vuelta al mundo en 80 dí­as» Y «Pepe».

El Centro Cervantes de Artes y Letras, que organizó el homenaje, fue resaltado con una placa por el concejal José Huí­zar.

«í‰l estuvo en este cine muchas veces», comentó el legislador angelino. «Nos hizo reí­r mucho».

“Estamos en guerra porque ya estamos. ¿Por qué razones?, ustedes me dirán. Y yo les contestaré: razones fundamentales que todo conglomerado debe entender y son tres: la primera, la segunda y la tercera. ¿Qué cosas verdad? Pues así­ es.”
“Un dí­a con el diablo”, 1945

“Como dijo ese gran poeta, que no dijo nada pues porque no le dieron tiempo, pero como dijo «Chicaspear», la «filosofí­a» de la vida es «to be or no to be», que quiere decir «te vi o no te vi» y si te vi pa’ qué te me escondes.”
“Yo soy Cantinflas”, 1983

“Democracia, mire usté, según la lengua española traducida al castellano quiere decir demos, como quien dice dimos y si dimos con qué nos quedamos y cracia viene siendo igual, porque no es lo mismo don Próculo se va a las democracias que demos cracias que se va don Próculo.”
“Si yo fuera diputado”, 1951