Desde hace varios meses, el aumento de los precios de los productos de primera necesidad en ífrica afecta duramente a las poblaciones, cuyo creciente descontento ha conducido a los gobiernos a adoptar medidas de emergencia que hacen mella en sus presupuestos.
El arroz, alimento de base en varios países considerado como valor patrón en los mercados, aumentó estos últimos meses en más de 50% en Costa de Marfil, 50% en Centroáfrica, 39% en Camerún, 45% en Senegal, 42% en Mauritania, y alcanzó hasta 300% de alza en Sierra Leona.
En Zimbabue, que tiene una inflación general anual de más de 100 mil %, el gobierno de Robert Mugabe llegó a ordenar el retiro de ceros de las tarifas y a imponer un control de precios sobre los productos básicos, una medida que condujo a su vez a una escasez masiva en tiendas y supermercados.
En una reunión celebrada el 2 de abril en Addis Abeba, los ministros de Economía y Finanzas africanos advirtieron de la urgencia de la situación, y dijeron que ésta «presenta una amenaza significativa para el crecimiento, la paz y la seguridad de ífrica».
La harina de trigo y de maíz, el aceite de palma y de maní, el azúcar y la leche, también indispensables para el consumo cotidiano y muchas veces importados, también subieron.
A raíz del alza de los precios del petróleo, que superan los 100 dólares el barril, el transporte público también se ha visto afectado, lo cual complica a su vez la vida diaria de los más desposeídos.
El alza de los precios de los alimentos en los mercados contribuye al aumento de la inflación en ífrica y plantea un nuevo desafío a los bancos centrales del continente, indicó hoy un informe del Banco Internacional de Pagos de Basilea (BIS, Suiza).
«El peso de los alimentos en los gastos de los hogares es elevado en ífrica. Esto quiere decir que el alza de precios alimenticios en los mercados mundiales puede tener un impacto mayor en los ingresos reales», subrayó Malcolm Knight, director general del BIS.
A comienzos de abril, Guinea anunció que ya no podía seguir subsidiando los productos petroleros, lo cual provocó un aumento de 61% de los carburantes y paralizó de inmediato a taxis y autobuses.
En Guinea-Bissau los precios de los carburantes se multiplicaron recientemente por ocho en el marco de una escasez generalizada.
«La totalidad de los países africanos se ve concernida por este aumento de los precios a raíz del efecto conjunto del alza del petróleo a nivel mundial y de la urbanización acelerada que implica una explosión de la demanda de alimentos», explicó el economista senegalés Mustafá Kassé.
Esta situación condujo inevitablemente a manifestaciones violentas en varios países.
En Camerún, el descontento político-social dejó 40 muertos a fines de febrero.
Más recientemente, enfrentamientos con las fuerzas del orden dejaron un saldo de un muerto y una decena de heridos en Costa de Marfil, mientras en Burkina Faso y en Senegal violentas manifestaciones se saldaron con el arresto respectivo de 200 y 24 personas.
En noviembre de 2007, las protestas dejaron un muerto y 13 heridos en Mauritania.
En Burkina Faso, la coalición sindical que organizó las manifestaciones llamó a una huelga general el 8 y el 9 de abril para protestar contra la carestía de la vida.
Muchos países debieron adoptar costosas medidas provisorias.
Camerún, Senegal, Costa de Marfil y Burkina Faso decidieron suspender o disminuir de forma temporaria las tarifas aduaneras y el IVA sobre algunos productos de gran consumo. Otros, como Sudán, implementaron subsidios para algunos productos básicos.
A fines de marzo, Egipto suspendió durante seis meses sus exportaciones de arroz. En Mauritania, el gobierno pondrá productos básicos en el mercado a través de una empresa pública.
A largo plazo, expertos y autoridades consideran que la única vía de salvación reside en el autoabastecimiento.
El gobierno de Sierra Leona ya dio el ejemplo al anunciar que buscaba el autoabastecimiento de arroz de aquí al 2009, fecha en la cual ninguna importación será autorizada en el país.