El presidente ruso, Vladimir Putin, acusó el viernes en Bucarest a los líderes de la OTAN de haber «satanizado» y forzado a su país a aceptar la ampliación de la Alianza Atlántica, aunque se mostró abierto al diálogo para superar las divergencias entre los ex enemigos de la Guerra Fría.
La inédita participación de Putin en la reunión del Consejo OTAN-Rusia, el foro de cooperación entre ambas partes, se llevó a cabo en un clima de intercambio «franco», según el secretario general de la organización, Jaap de Hoop scheffer.
«Evaluamos los resultados de esta reunión como positivos. Ha prevalecido el espíritu de cooperación y búsqueda de compromiso», aseguró de su lado Putin en la conferencia de prensa final del encuentro celebrado en el Palacio del Parlamento, faraónica obra del ex dictador comunista Nicolae Ceausescu.
El presidente norteamericano George W. Bush, que participaba en su última cumbre de la OTAN, le dijo a Putin que «la Guerra Fría se terminó» y que Rusia no era su «enemiga», en un marco de elogios mutuos entre dos líderes que han compartido el gran escenario de la política internacional durante siete años y que se reunirán el fin de semana en Sochi, a orillas del Mar Negro.
Sin embargo, la atmósfera distaba de ser ideal, luego de que un alto responsable ruso manifestase el enojo de Rusia por dos decisiones adoptadas el jueves en la cumbre de la OTAN: el apoyo al escudo antimisil estadounidense y la perspectiva de una ampliación de la Alianza Atlántica a Georgia y Ucrania.
Un diplomático euroatlántico había confirmado a la AFP «el mal humor de Rusia a raíz de toda una serie de temas, como la ampliación, la defensa antimisiles y Kosovo, abordado en la declaración final de la cumbre de la OTAN».
Durante su discurso ante los 26 líderes de la OTAN, Putin acusó a algunos países de la Alianza de haber «satanizado» a Moscú y no haber reconocido su contribución al fin de la Guerra Fría, según un responsable ruso.
«Algunos han ido hasta una total satanización de Rusia y no pueden parar de hacerlo. Algunos han comenzado a hablar de ambiciones imperiales», declaró Putin, citado por este responsable.
Putin «habló sobre la política de ampliación de la OTAN y dijo que a Rusia se le pedía básicamente mirar el proceso sin que los intereses de Rusia se tuviesen en cuenta», agregó esa fuente.
Antes, De Hoop Scheffer había afirmado que «está escrito blanco sobre negro: Ucrania y Georgia van a convertirse en miembros de la OTAN».
En su mensaje, Putin ofreció volver a un tratado armamentístico clave de la Guerra Fría si Occidente acepta, y desafió la política de Estados Unidos respecto a Irán, al estimar que ese país necesita ayuda para salir del aislamiento en lugar de ser amenazado.
Pese a la firmeza de Putin, la reunión estuvo exenta de gritos y se desarrolló mejor de lo previsto, teniendo en cuenta las divergencias existentes entre ambas partes por cuestiones como la independencia de Kosovo o el Tratado de Fuerzas Convencionales en Europa.
«No noté ninguna agresividad en los debates», aseguró la canciller alemana Angela Merkel.
Según el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, Putin mostró «voluntad de diálogo» incluso para resolver esas cuestiones espinosas.
En ese sentido, Putin evitó referirse durante la reunión al escudo antimisiles norteamericano, tema que parecería haber reservado para su entrevista con Bush del fin de semana.
El jueves, Estados Unidos recibió el apoyo de la OTAN al proyecto y dio otro paso en su concreción, anunciando un acuerdo con República Checa para instalar en ese país un radar ultramoderno, una de las partes del plan que prevé también desplegar misiles interceptores en Polonia.
En cuanto a la cooperación bilateral, la OTAN y Rusia acordaron firmar un compromiso que permite a la Alianza Atlántica utilizar territorio ruso para transportar equipamiento no militar destinado a su misión en Afganistán.
Durante la reunión, De Hoop Scheffer rindió homenaje a Bush y Putin como «padres fundadores» del Consejo OTAN-Rusia, creado en 2002 por estos líderes durante la cumbre OTAN-Rusia, cerca de Roma.
En un raro gesto de cooperación, Rusia llegó a un acuerdo con la OTAN el viernes en Bucarest para que la Alianza Atlántica pueda usar su territorio para transportar equipamiento no militar a su misión en Afganistán, lo que debería reducir el costo de la guerra con los talibanes.
El acuerdo sobre Afganistán fue el único paso concreto entre ambas partes en el Consejo OTAN-Rusia celebrado el viernes en el Palacio del Parlamento de Bucarest, y en el cual el presidente ruso, Vladimir Putin, acusó a los líderes aliados de haber «satanizado» a su país.
«Equipamientos no militares para la ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad para Afganistán) pueden ser transportados a través de territorio ruso», dijo el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, en una conferencia de prensa al final de la reunión.
Según lo acordado, la Alianza Atlántica podrá utilizar territorio ruso para transportar alimentos, combustibles, vehículos de transporte y autopartes destinados a su misión en Afganistán.
La OTAN negociaba desde hace años con Moscú un permiso para transportar por su territorio y espacio aéreo equipamientos para los soldados de ISAF.
La ISAF, liderada por la OTAN desde 2003, cuenta actualmente con 47.000 efectivos de 39 países.
Ante la petición de refuerzos de los mandos militares para combatir la feroz resistencia talibán en el sur y este de Afganistán, los países de la OTAN ofrecieron tropas que aumentarán de forma «muy sustancial» la fuerza.
Francia, por ejemplo, enviará un batallón adicional de unos 700 hombres que será desplegado en el este del país.
En este contexto de despliegue creciente de tropas y de gastos en aumento, el acuerdo con Rusia debería permitir abaratar costos, ya que hará posible transportar por ferrocarril insumos que hasta el momento llegaban a Afganistán por vía aérea.
El embajador ruso ante la OTAN, Dmitri Rogozin, había indicado la semana pasada que «era importante que hubiese un acuerdo porque hay gente luchando contra los talibanes y Al Qaida», la organización terrorista liderada por Osama bin Laden.
Rogozin había dicho que los destinos de Rusia y la OTAN en Afganistán eran interdependientes, ya que ambos saldrían perdiendo en el caso de que los talibanes volvieran al poder.
Según un diplomático occidental, la OTAN y Rusia muestran de este modo su voluntad de continuar cooperando en áreas concretas, a pesar de las divergencias sobre Kosovo, el escudo antimisiles norteamericano o la ampliación de la Alianza Atlántica.
La cooperación OTAN-Rusia ya existe en materia de formación en la lucha contra el narcotráfico, patrullaje de barcos rusos en el Mediterráneo o defensa antimisiles de los ejércitos en operación.