Los ministros europeos de Finanzas, que se reúnen mañana y el sábado en Eslovenia, se hallan bajo presión para encontrar respuestas concretas a la crisis financiera que se extiende a los grandes bancos del Viejo Continente, pero están divididos sobre la actitud a adoptar.
Esta semana, los bancos suizo UBS y alemán Deutsche Bank anunciaron fuertes depreciaciones de activos ligadas a la crisis de créditos hipotecarios de riesgo («subprime») en Estados Unidos, mientras que el banco británico Northern Rock, ya nacionalizado en febrero, anunció un enorme plan de reestructuración.
En este contexto, los ministros que se reunirán cerca de Liubliana intentarán afinar propuestas que fortalezcan la estabilidad financiera, seis meses después del lanzamiento de una hoja de ruta que busca mejorar las herramientas para defenderse de las crisis.
En una reunión celebrada en marzo, los dirigentes europeos definieron las prioridades de esta hoja de ruta: mejorar la transparencia, revisar las normas de evaluación de los activos financieros, optimizar el funcionamiento de los mercados (incluidas las agencias de calificación) y fortalecer el marco prudencial y la gestión de riesgos.
Sobre la transparencia y el funcionamiento de mercados, se esperan propuestas antes del verano boreal, explicó el martes el comisario europeo para el Mercado Interno, Charlie McCreevy.
Actualmente «las cosas van por buen camino», subrayó una fuente europea, pero «los puntos de vista divergen sobre la mejor ruta a seguir».
La principal manzana de la discordia es cuál es la mejor manera de reforzar la coordinación entre los organismos de supervisión financiera nacional, muy dispersos.
Italia y Francia son favorables a un marco reglamentario único aplicable al conjunto de los organismos de la UE, mientras que el Reino Unido y Alemania defienden sólo un fortalecimiento de la coordinación.
Un marco único «constituiría una iniciativa particularmente complicada (…) cuyas posibilidades de éxito serían inciertas», dijo ayer un alto funcionario alemán del ministerio de Finanzas, Jí¶rg Asmussen, al diario Bí¶rsen-Zeitung.
«Los puntos de vista divergen sobre muchos temas» en materia de supervisión, dijo la fuente europea, y los ministros se contentarían con un nuevo acuerdo minimalista.
En otro frente, la cooperación en materia de gestión de las crisis financieras transfronterizas, los ministros de Finanzas europeos progresarían al firmar un memorando de acuerdo que actualiza un documento previo de 2005. Pero algunos países, entre ellos Italia, lo consideran demasiado vago, dijo la fuente.
En todo caso, Europa debe hacer lo posible por transmitir un mensaje de tranquilidad frente a la crisis, en momentos en que Estados Unidos acaba de revelar un enorme plan de reestructuración de la reglamentación financiera que aumentaría los poderes de la Reserva Federal (Fed, banco central).
Los ministros también debatirán otro tema caliente, la fortaleza del euro, y definirán la posición de Europa sobre el tipo de cambio antes de la reunión de los ministros de Finanzas del G7 y de la asamblea de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) a fines de la semana próxima en Washington.
«Puedo imaginar que esto se discuta el fin de semana» en Eslovenia, dijo ayer el comisario europeo para Asuntos Económicos, Joaquín Almunia.
También dialogarán sobre el declive de la coyuntura en momentos en que el FMI se apresta a revisar a la baja sus previsiones de crecimiento mundial para el 2008.
En la Eurozona, «la transmisión de la crisis financiera al sector real comienza a ser sensible», advirtió hoy el director general del FMI, Dominique Strauss-Kahn, en una entrevista con el diario francés Le Figaro.