Catorce adeptos de una secta ortodoxa rusa que se habían encerrado en un refugio subterráneo desde hacía casi cinco meses a la espera del Apocalipsis debieron abandonarlo el martes tras su hundimiento parcial, pero la mitad de sus compañeros decidió permanecer en el interior.
Varias mujeres cubiertas en turbantes salieron de la cueva tambaleándose en dirección a un autobús que las esperaba en lo alto de un barranco, situado a unos 700 km al sureste de Moscú, según imágenes de la televisión rusa. Entre el grupo, había también hombres y dos niños.
«Dos cavidades se hundieron y tuvieron que salir», declaró Anton Charanov, el responsable de prensa del gobierno en la región de Penza, donde se encuentra el refugio.
Antes de abandonarlo, los catorce miembros de la secta pidieron garantías de poder retirarse a una casa en la aldea cercana de Nikolskaia para aguardar el fin del mundo.
Lo esperan para mayo de 2008, una fecha determinada a partir del estudio de las estrellas.
En el momento de encerrarse el pasado noviembre en este vasto refugio de varias cavidades construido bajo tierra, los adeptos amenazaron con inmolarse si alguien trataba de echarlos.
En esa fecha, eran 35, pero siete salieron el pasado viernes después de largas conversaciones con su jefe Piotr Kuznetsov, quien fue autorizado a abandonar el hospital psiquiátrico en el que se encuentra internado para persuadir a sus seguidores.
Uno de los que abandonó el refugio este martes era también uno de los dirigentes de la secta, Vitali Nedogon.
«Es uno de los que más problemas da», explicó Charanov, quien calificó las circunstancias que forzaron a salir al grupo de «milagro».
Charanov confía en que la salida de Nedogon sirva para convencer al resto de personas recluidas bajo tierra, entre ellas dos niños, de que deben abandonar el lugar.
«Sobre todo tememos por los más pequeños: una niña de dos años y una adolescente», aseguró.
Los miembros de la secta que salieron el martes «parecían estar en buen estado de salud», algo que no pudo ser confirmado por fuentes médicas puesto que todos ellos rechazaron ser hospitalizados. Se fueron directos a encerrarse en una vivienda, donde la policía mantenía alejada a la prensa.
Las autoridades habían recurrido el lunes a la ayuda de un clérigo especializado en literatura del Apocalipsis.
El padre Hermogenes habló a los adeptos a través de un conducto de aireación y sus palabras también podrían haber contribuido a la salida de la mitad de ellos.