La vida en flor


En cuanto amanece, despierto con un corazón alegre por el regalo de un nuevo dí­a.


La luz que ilumina mi vivienda, también alumbra mi interior, y el aire fresco que respiro, renueva mis fuerzas y mi voluntad.

El milagro de la vida es visible a mis ojos y ¡qué feliz me siento por ser parte de í‰l!

Las labores diarias me esperan; quiero ser útil a la sociedad, y desempeñar muy bien mi papel de empleado en la transformación del mundo.

Salgo de mi casa con una canción en mis labios, y un inmenso sentimiento de gratitud en el alma por esta otra jornada, la que me invita a ser mejor.

Todo es tan bello y tan animado que elevo a Dios una plegaria, mientras pienso en que í‰l es el Creador de la alegrí­a que hoy reina sobre la Tierra.