Ponen en marcha su histórico acuerdo de «cielos abiertos»


Europa y Estados Unidos pondrán en marcha el domingo un histórico acuerdo de «cielos abiertos» que permite a sus aerolí­neas efectuar vuelos transatlánticos sin restricciones, aunque no cambie inmediatamente la situación en un mercado que representa el 60% del tráfico aéreo mundial.


La Unión Europea calcula que los viajeros de ambos lados del Atlántico dispondrán de un 8% de vuelos adicionales a mediados de junio, con un máximo del 20% en el lucrativo aeropuerto londinense de Heathrow, que aprovechará con mayor rapidez el aumento de la oferta.

«Se registrarán bajas de tarifas, que no se pueden estimar en cifras hoy en dí­a», dijo el comisario europeo de Transporte, Jacques Barrot.

Gracias a este acuerdo, alcanzado en 2007 tras cuatro años de duras negociaciones, las compañí­as aéreas europeas y norteamericanas podrán organizar con total libertad sus enlaces transatlánticos, revolucionando el sistema bilateral entre paí­ses que existe hasta el momento.

Las compañí­as europeas continuarán sin poder operar vuelos internos entre ciudades norteamericanas. En cambio, las compañí­as norteamericanas podrán unir ciudades de la Unión Europea, aunque no de un mismo paí­s, con lo cual la UE mantiene restricciones en vuelos internos.

Un ejemplo práctico es la creación por parte de la compañí­a británica de la filial «OpenSkies», que asegurará desde junio enlaces entre Bruselas o Parí­s y Nueva York.

De todos modos, el acuerdo «no modifica de manera brutal la situación actual», indicó Fabio Gamba, secretario general adjunto de la Asociación de Compañí­as Aéreas Europeas (AEA).

Es que para ser rentables, las grandes compañí­as necesitan de una plataforma de enlace que garantice vuelos completos.

Air France, por ejemplo, llena sus vuelos transatlánticos en el aeropuerto de Roissy (afueras de Parí­s), gracias a una sincronización en la llegada de los aviones de las diferentes regiones francesas.

En forma global, los viajeros europeos dispondrán de pocas rutas nuevas en los próximos años, precisamente a raí­z de esta cuestión de la rentabilidad, según analistas del sector.

En cambio, sí­ aumentará la competencia en ciertas rutas, por ejemplo entre Londres y algunas ciudades norteamericanas.

«No menos de seis nuevas compañí­as, entre ellas cuatro estadounidenses, van a poder ofrecer servicios directos entre Estados Unidos y Heathrow», señaló el subsecretario de Estado norteamericano para Transporte, John Byerly.

Heathrow, por donde pasa cerca del 40% del tráfico transatlántico, estaba hasta ahora monopolizado por dos compañí­as británicas (British Airways y Virgin Atlantic) y dos norteamericanas (United Airlines y American Airlines).

De todos modos, el acuerdo tiene limitaciones: los inversionistas europeos podrán controlar más del 50% del capital total de una compañí­a norteamericana, aunque no podrán tener más del 25% de las acciones con derechos de voto, lo que les impedirá influir en sus elecciones estratégicas.

La UE se reservó el derecho de aplicar el mismo techo a inversionistas norteamericanos en el mercado europeo, mientras ambas partes lanzan una segunda fase de negociaciones a mediados de mayo en Eslovenia.

«La segunda etapa de liberalización de las inversiones será larga», admitió el comisario Barrot, ya que «la verdadera oposición viene de parte de los pilotos norteamericanos, que tienen la idea que si se deja invertir a las compañí­as europeas en Estados Unidos, esto reducirá los vuelos internos en su paí­s».

«Se registrarán bajas de tarifas, que no se pueden estimar en cifras hoy en dí­a.»

Jacques Barrot

comisario europeo de Transporte