Una grabación de «Claro de luna» realizada en 1860 por un francés gracias a un «fonotógrafo» que transcribía las ondas sonoras sobre un hoja de papel ennegrecido con el humo de una lámpara de aceite fue restaurada, anunciaron el jueves historiadores norteamericanos.
La grabación de la sonata de Ludwig V. Beethoven, de diez segundos, accesible en la página web www.firstsounds.org, nunca pudo ser oída por el francés Edouard-Leon Scott de Martinville, que la registró 17 años antes de que el norteamericano Thomas Edison depositara la patente del fonógrafo, otro aparato para realizar grabaciones.
Los historiadores de sonidos Patrick Feaster y David Giovannoni anunciaron, en un comunicado difundido por la Academia de Ciencias de Francia, que el pasado diciembre habían descubierto dos demandas de pantentes hechas por el francés en 1857 y 1859.
Las primeras experiencias de Scott de Martinville se remontan a 1853-54, y sus «grabaciones» más perfeccionadas son de 1860, según los investigadores norteamericanos.
En febrero de 2008, Feaster y Giovannoni descubrieron una docena de fonotogramas (grabaciones) confiados por Edouard-Leon Scott de Martinville a la Academia de Ciencias y al Intituto de Francia. Los historiadores trabajaron conjuntamente con los conservadores de estas dos instituciones para realizar escáners de alta definición de cada fonotograma.
Para que la grabación sea bien audible, han tenido que eliminar las fluctuaciones de velocidad inherentes a los procesos manuales, encontrar una velocidad de restitución y filtrar pacientemente la voz velada por el sonido de fondo.
Feaster y Giovannoni presentarán el viernes en la universidad de Stanford, en California, dos ejemplos reconstituidos de los sonidos grabados con fonotógrafos en Francia y en Estados Unidos entre 1857 y 1878.
A oídas
La grabación en 1860 de «Claro de luna» por un inventor parisino, 17 años antes de que Edison inventase el fonógrafo, puede escucharse a partir de ahora gracias a investigadores californianos, anunció el jueves una empresa de archivos de audio.
El francés Edouard-Léon Scott de Martinville grabó la canción popular en 1860 gracias al «fonoautógrafo», una invención suya que transcribía las ondas sonoras en forma de grabado sobre una hoja de papel, pero que no permitía volver a escucharlas.
Gracias a una tecnología que permite leer las grabaciones de Scott en el papel, mediante una cabeza de lectura virtual, científicos del laboratorio Lawrence Berkeley National Laboratory (California) lograron escuchar 10 segundos de la canción, cantada por una voz femenina.
Esta reconstitución permite acreditar a Scott con el primer ejemplo de grabación de voz humana, anunció First Sounds, una organización que reagrupa ingenieros de audio y archiveros que contribuyeron a estos estudios.
Dos historiadores de First Sounds, Patrick Feaster y David Giovannoni, lograron escanear con gran precisión varias de las grabaciones realizadas mediante el «fonoautógrafo», algunas de las cuales datan de 1853, aunque en un estado muy experimental.
Scott logró grabar las ondas sonoras en papel pero «nunca imaginó poder escuchar sus (propias) grabaciones», destaca First Sounds en un comunicado.