El agravamiento de la crisis financiera estadounidense alcanzó a uno de los inversionistas más importantes del mundo, el fondo Carlyle, cuyas múltiples conexiones políticas no impidieron la quiebra de uno de sus fondos, con la humillación adicional de un embargo de sus activos.
Uno de los 60 fondos administrados por el Carlyle Group, Carlyle Capital Corporation (CCC), creado en 2006 para especular con títulos vinculados a créditos hipotecarios estadounidenses anunció ayer su probable quiebra, abrumado por deudas por 17 mil millones de dólares sin garantías suficientes.
Su acción se derrumbó en la bolsa y no vale más que algunos centavos, contra 19 dólares en su entrada en bolsa en el tercer trimestre de 2007.
La situación constituye una bofetada para Carlyle, un fondo de más de 20 años de existencia, de enorme reputación, acentuada por su cercanía a políticos de primer plano como la familia Bush, padre e hijos.
Desde su creación, Carlyle invirtió en más de 500 empresas. El grupo genera 81.100 millones de dólares distribuidos en 60 fondos de inversiones y su portafolio vale 21 mil millones de dólares, invertido en decenas de empresas en todo el mundo.
El Carlyle Group se apresuró a precisar ayer que la quiebra del CCC «no tendrá impacto perceptible sobre los otros fondos e inversiones» del grupo y «no implica insolvencia en los préstamos suscritos por el grupo ni por cualquiera de sus fondos de inversión».
Carlyle, creado en 1987 por David Rubinstein, no pone, en efecto, todos los huevos en la misma cesta. Su coto de caza va desde el sector aeroespacial y de defensa a los ramos automovilístico, de transporte, bienes de consumo, energía, salud, inmuebles, telecomunicaciones y medios.
Es propietario, por ejemplo, de la empresa de alquiler de automóviles Hertz y de la consultoría Nielsen, así como decenas de inmuebles prestigiosos en las principales capitales del mundo, entre ellas, el parque inmobiliario del Banco de Francia.
Es célebre también por sus inversiones y por los numerosos líderes políticos mundiales que ha reclutado, dotándose de una red capaz de abrirle todas las puertas.
Entre 1993 y 2003 el fondo fue presidido por Frank Carlucci, ex secretario estadounidense de Defensa, lo que le permitió ayudar a Carlyle en sus numerosas inversiones en el sector militar.
También reclutó como consejero al ex presidente de Estados Unidos, George Bush, cuando éste concluyó su mandato, y que permaneció en Carlyle hasta 2005. Carlyle ha empleado bien a otros políticos de primer plano, como James Baker, ex secretario de Estado de Bush, sin olvidar al ex primer ministro británico John Major.
El grupo fue blanco de intensas polémicas tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 -administraba el dinero de la familia Bin Laden- Carlyle se alejó de la política al elegir un nuevo presidente: Carlucci fue sucedido por el ex presidente de la IBM Lou Gerstner en 2003.
Pero sus contactos mundiales le permitieron en 2007 obtener la ayuda del emirato de Abu Dhabi, cuyo fondo Mubadala Development adquirió 7,5% de su capital por 1.350 millones de dólares.