El principal proceso por la quiebra del gigante italiano agroalimentario Parmalat se inicia el viernes en Parma (norte), con 55 personas en el banquillo de los acusados que deben responder por bancarrota fraudulenta y asociación para delinquir, entre ellas el fundador Calisto Tanzi.
El caso Parmalat, considerado uno de los mayores escándalos financieros de Europa, estalló en diciembre de 2003 tras el descubrimiento de un agujero contable de más de 14.000 millones de euros.
Parmalat, que fue declarada insolvente pocos días después, empleaba entonces 36.000 personas en 30 países del mundo y tenía fábricas e inversiones en casi toda América Latina, en particular en Brasil.
En total unas cien personas, además de renombrados bancos nacionales e internacionales así como sociedades internacionales, están siendo juzgadas en los tres juicios separados que adelantan los magistrados de dos ciudades claves: Parma, ciudad sede de Parmalat y Milán, capital económica de la península
Con la quiebra de Parmalat se esfumaron también los ahorros de unos 135.000 italianos que habían invertido en títulos del grupo agroalimentario, especializado en la producción de leche, jugos de fruta y sus derivados.
Entre las personas que serán juzgadas por los jueces de Parma figuran además del fundador, Tanzi, el ex director financiero de la firma, Fausto Tonna y varios contables y banqueros, acusados de «bancarrota fraudulenta, falsos balances, asociación para delinquir y falsas informaciones».
El dueño y señor de Parmalat, Tanzi y su brazo derecho Fausto Tonna, podrían ser condenados a penas de hasta 15 años de cárcel.
La defensa del dueño de Parmalat intentará demostrar que contó con la ayuda o mejor la complicidad de importantes bancos, nacionales e internacionales, que ocultaron el estado real de la firma y colocaron obligaciones en el mercado para intentar recuperar sus inversiones.
«Somos optimistas pese a las graves acusaciones que pesan sobre nuestro cliente», declaró a la AFP Fabio Belloni, uno de los abogados de Tanzi.
El fundador de la multinacional italiana, un hombre sobrio y devoto, considerado por años como un empresario ejemplar, deberá responder ante la justicia por el desvío de fondos y engaño al mundo financiero nacional e internacional.
Los jueces de Milán iniciaron en 2006 el proceso a seis importantes bancos, casi todos extranjeros, acusados de agio y difusión de noticias falsas bursátiles para hacerse con los ahorros de más de 135.000 italianos, los cuales se constituyeron parte civil en el juicio de Parma.
Durante tales procesos, varios acusados, entre ellos los hijos de Tanzi, Francesca y Stefano, negociaron sus penas para obtener reducciones.
Parmalat, que llegó a ser un imperio tras diversificar sus productos, invertía en turismo, fútbol, finanzas, además de su amplia gama de alimentos.
Tras estallar el escándalo, el gobierno nombró en 2004 un comisario extraordinario encargado de enderezar las cuentas, el cual vendió las actividades secundarias y se concentró en las tradicionales, como los productos lácteos y los jugos de frutas.
El grupo volvió a cotizar en la Bolsa de Valores en 2005, lo que fue considerado como una victoria para Italia y para los nuevos administradores del grupo.