¿Cortina de humo o distractor demagógico?


Ricardo Rosales Román.

Cuando un gobierno atraviesa por dificultades y problemas derivados de las contradicciones que lo afectan y, en lo fundamental, ante su imprevisión de no haber alcanzado a calcular que en cien dí­as no es posible empezar a resolver, por ejemplo, lo referente a la inseguridad ciudadana, los pasos dados y las medidas adoptadas, más parecen producto de la improvisación que de una polí­tica de Estado.

Ricardo Rosales Román, Carlos Gonzáles

El Congreso de la República, por su lado, recientemente acordó restablecer el derecho de indulto a los condenados a la pena de muerte sin percatarse, en su precipitación, que en lugar de ayudar a quien gobierna; lo que le ocasiona son más problemas y contratiempos tanto en lo nacional como internacionalmente.

Esta decisión legislativa es de las decisiones que muy bien pueden caracterizarse como decisiones de fuerza y bien sabido está que no es así­ como una gestión gubernamental se fortalece sino lo que pone de manifiesto es su debilidad institucional y carencia de sustento polí­tico.

En un momento en que nada parece estarse decidiendo y resolviendo, sino complicándose más, para salir del atolladero al que lo empujó su propia bancada en el Congreso, el gobernante dijo a principios de la semana haber ordenado la apertura de los archivos del Ejército.

Sólo para quienes es difí­cil desentrañar los alcances de una medida de esta naturaleza, pueden caer en la trampa de creer que ahora sí­ se está a las puertas de saber todo lo que urdieron y ejecutaron los militares de alto rango en los más altos cargos de la estructura y lí­nea de mando, contra la población guatemalteca, mayoritariamente civil, durante el enfrentamiento armado interno. Y esto es así­ ya sea porque nada quedó por escrito o porque si algo habí­a ya hubo tiempo para borrarlo o destruirlo y no dejar ninguna huella.

Lo que sí­ es cierto es que por poco que fuera lo que se lograra encontrar en los archivos de la institución armada, lo cual -repito- no presupuesto que vaya a ser posible, serí­a de mucha utilidad para continuar completando lo que se ha avanzado en el rescate de la verdad de lo acontecido no sólo de 1960 a 1996 sino en años atrás; es decir, a partir del 27 de junio de 1954.

Decisiones demagógicas como ésta, sólo sirven de cortina de humo para distraer a la opinión pública de los cada vez más graves problemas por los que se está atravesando en el momento actual, ganar tiempo, y tratar de aplacar el cada vez más generalizado descontento ante el inmovilismo gubernamental y los vací­os de autoridad que se están dando en distintos lugares del paí­s.