«Muchos son los sentimientos que me invaden la razón, envolviendo toda mi vida en esta hermosa creación y sólo para tus ojos, estará mi corazón. ¡Tú eres algo sublime, eres el toque de Dios».
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Eran las palabras que entre besos y abrazos repetía Luis Tejada a su esposa, aquella fresca y florida mañana de mayo, mientras contemplaba la luz que brillaba en su mirada.
Con cuánta emoción vibraba el alma de aquella mujer al escuchar esas dulces frases, que deleitaban su oído y animaban su vida llenándola de pureza y sabiduría.
Era tan hermoso oír aquella tierna y dulce poesía que él había escrito para ella el día de su boda, y que durante 40 años, se la repetía antes de irse a su trabajo.
LOS PEQUEí‘OS Y CONSTANTES DETALLES MANTIENEN VIVO EL AMOR