Pentágono lanza la moneda: Boeing o EADS


Un piloto aborda un avión de Virgin Atlantic, que utiliza un Boeing 747, uno de los aviones que podrí­a ser opción para la nueva adquisición en el Pentágono.

La división de compras del Pentágono inició ayer el estudio de un contrato sobre aviones de aprovisionamiento para la fuerza aérea, una etapa decisiva en el oscuro proceso de esta enorme adquisición, en la que el grupo europeo EADS compite con el favorito local Boeing.


La reunión comenzó en Washington y no es seguro que la decisión sea anunciada inmediatamente.

El desenlace es esperado con ansiedad, ya que es percibido por muchos, principalmente en Europa, como una elección entre preferencia nacional y racionalidad económica.

Evaluado entre 30 mil y 40 mil millones de dólares, este llamado a ofertas por 179 aparatos destinados a la US Air Force, enfrenta a la estadounidense Boeing con el grupo europeo EADS, asociado a la empresa de defensa Northrop Grumman.

Para EADS, que presenta una versión modificada de su Airbus A330, se trata de un gran salto para entrar en el mercado de defensa estadounidense, el mayor del mundo, cuando los presupuestos militares europeos se estancan.

Boeing, que defiendee su calidad de proveedor de primer plano de las fuerzas armadas estadounidenses, presenta una versión derivada del avión-cargo de amplia gama de acción B767-200.

Se trata de uno de los mayores contratos propuestos por las fuerzas armadas estadounidenses en los últimos años, que podrí­a colocar al ganador en una posición privilegiada para futuras órdenes de compra: los aviones de aprovisionamiento en vuelo son en efecto el primer sector de un mercado cuyo valor total se estima en 200 mil millones de dólares en los próximos 30 años.

«Boeing es considerado gran favorito, una hipótesis que por otra parte ya se refleja en sus recientes cotizaciones de Bolsa», subrayó ayer un comentario en el sitio de análisis financiero Briefing.com. «Pero EADS y su socio Northrop Grumman no abandonan la partida».

Las recientes declaraciones de la dirección de EADS denotaban prudencia. «Sabemos que técnicamente nuestra oferta es superior, pero una cosa es vencer a los estadounidenses en la exportación y otra en su propio mercado», declaró la semana pasada el presidente ejecutivo Thomas Enders.

Este contrato es objeto de una encarnizada batalla entre Boeing y Northrop-EADS desde el comienzo, con una polémica como telón de fondo: por un lado se critica un supuesto favoritismo hacia Boeing, y del otro la subvenciones europeas a su industria aeronáutica.

Inicialmente, el contrato habí­a sido atribuido a Boeing y luego anulado por sospechas de manipulación. La inspección general del departamento de Defensa estadounidense habí­a concluido en junio de 2005 que el contrato estaba estructurado para acordar una subvención disfrazada a Boeing.

El contrato fue después reabierto, pero Northrop habí­a amenazado con retirar su propuesta, antes del llamado final a ofertas, en enero de 2007, al estimar que los criterios utilizados por la US Air Force para evaluarlas no tení­an en cuenta la capacidad real del aparato europeo (KC-30) y favorecí­an a Boeing.