Marco Antonio Sagastume Gemmell
Consejero del Rector/Usac
Las personas que laboramos académicamente en la promoción y el respeto a los Derechos Humanos, tenemos al Derecho a la Vida como la primera piedra en la construcción de la dignidad, debido a que la parte más noble de la historia de la humanidad en la protección de esa dignidad es representada por esos derechos. Es un mensaje de alegría y de vida.
Cuando impartí el primer curso de Derechos Humanos en la APG en 1986, una persona me solicitaba un minuto de silencio por todas las víctimas de las violaciones de estos derechos y le respondí que cuando llegáramos a las violaciones tendría ese minuto de silencio; esto es debido a que metodológicamente primero debemos conocer estos derechos, a través de ese mensaje de alegría, a efecto de internalizarlos.
El tema de la pena de muerte en Guatemala es conflictivo por el desborde de la violencia y nuestros gobiernos sólo conocen la represión ante esta situación, cuando existe la educación y la transmisión de valores y otros mecanismos sociales. Entremos al tema: Cuando decimos pena, nos referimos a una acción de mandato social, es decir, se le impone una pena a una persona con la finalidad de rehabilitarla para insertarla nuevamente en la sociedad, esto conlleva en que la pena implica que la persona debe estar viva para reeducarla, de ahí que es una contradicción decir: «PENA DE MUERTE».
Según mi amigo Dr. Antonio Pérez Luño de la Universidad de Sevilla, «Los Derechos Humanos aparecen como un conjunto de facultades e instituciones que, en cada momento histórico, concretan las exigencias de la dignidad, la libertad y la igualdad humanas, las cuales deben ser reconocidas positivamente por los ordenamientos jurídicos a nivel nacional e internacional». Estos derechos tienen importantes características: a) Son universales, es decir son para toda la población del planeta Tierra, sin discriminación de ninguna índole; b) Son irrenunciables, imprescriptibles e inalienables; c) Son iguales, es decir deben ser para hombres y mujeres, así como la niñez debe poseer una protección especial por su minoría de edad por parte del Estado y su sociedad; d) Son indivisibles.
Estos derechos poseen dos fundamentos filosóficos, el primero se basa en la positivación de las normas de Derechos Humanos por el Estado y se le conoce como Fundamento Positivista y el segundo es la fundamentación iusnaturalista racionalista que toma a la dignidad como base. La primera nos dice que estos derechos deben ser reconocidos por el Estado y la segunda se refiere a que antes de la formación del Estado, cada persona posee estos derechos por el hecho de ser humano. Estas dos fundamentaciones, a mi criterio, tienen en su seno, también las contradicciones que se refieren a la pena de muerte. Para la primera el Estado sanciona legalmente y para la segunda no existe persona ni Estado con poder de quitar el derecho a la vida.
Los Derechos Humanos se clasifican para su mejor protección -según la ONU- en seis grandes campos y cada uno de estos grupos de derechos tienen a un valor que les da contenido:
1. Los Derechos Civiles, como el derecho a la vida, a no ser torturado, a la justicia, etc. tienen como valor la seguridad. Esto implica que dentro de los deberes del Estado o deontología estatal, debe de integrarse una fuerza civil para proteger estos derechos, esta fuerza civil o Policía Nacional Civil debe ser entrenada y capacitada para defender a la población, en el caso de Guatemala y por los medios de comunicación social cotidianos nos enteramos que esta fuerza está en contra de la población, cuando vemos a un policía nos debería dar seguridad, no tener temor como sucede actualmente. Veamos nuestra Constitución y veremos que la palabra policía no aparece ni una sola vez y que la seguridad interna le corresponde al Ejército, cuando no es esta su función.
2. Los Derechos Políticos como elegir y ser electo, ocupar en condiciones de igualdad los cargos públicos, poseen como valor a la libertad y esta es la capacidad de actuar siempre y cuando no se haga daño a otra persona y sus límites están en la ley.
3. Los Derechos Económicos, como el derecho al trabajo que tienen al valor igualdad.
4. Los Derechos Sociales, como el Derecho a la salud y la Educación, también poseen el valor de la igualdad.
5. Los Derechos Culturales que también poseen el valor igualdad y;
6. Los Derechos de los Pueblos que poseen el valor Solidaridad.
Con estas bases se puede indicar que la dignidad, según la filosofía de Tomás de Aquino, somos creados a imagen y semejanza de Dios, somos seres espirituales y que por medio de la razón expresamos esa sustancia, además que el Concilio Vaticano Segundo le agregó la praxis o sea la capacidad del ser humano de perfeccionarse constantemente.
A veces, -hasta este servidor- duda de su misma posición al respecto; cuando leí aquel joven que había asesinado a una niña de cuatro años por cinco mil quetzales y que asesinaron a una familia integrada, me entra la violencia mental y quisiera acabar con todas estas personas que violan este derecho a la vida, pero la racionalidad y mi espíritu me dice que debo seguir en el camino del amor a la vida.
Dentro de la historia del derecho tenemos a un gran paso como lo fue la Ley del Talión, ojo por ojo y diente por diente, que buscó la proporcionalidad de la pena con el daño causado. En Guatemala pedimos muerte por dedo cortado, por eso, Martín Luther King dijo: «Si seguimos con la ley del ojo por ojo, nos vamos a quedar ciegos»
Lo que está fallando es el Estado, no hemos aún construido el Estado de Derecho, seguimos con inteligencia militar y aún no poseemos inteligencia civil que nos permita una justicia pronta y ya van once años de la firma de la paz.
Nuestra labor debe ser reformar el Estado de Guatemala, darle certeza jurídica y crear los mecanismos para revalorizar la política, pero para eso, necesitamos una Asamblea Nacional Constituyente y que la ley sea igual para todos, tanto si protege como si castiga. Urge la reforma del Estado de Guatemala, ¿pero los sectores económicos que se benefician de este Estado fallido lo permitirán?
No me duele tanto el grito autoritario gubernamental, sino el silencio de nuestra gente.
Dr. Marco Antonio Sagastume Gemmell.