EL CASO HAROLD CABALLEROS Lí“PEZ


Desde el año 2000, siendo pastor evangélico, el abogado Harold Caballeros empezó a revelarse de una manera influyente en el área espiritual como conferencista escogido de la Palabra de Dios, bí­blicamente; y prosperó como obrero de iglesias (90), radiodifusoras (25), luego colegios educativos; y posteriormente iniciador en el paí­s de la segunda universidad evangélica, que se llama San Pablo en honor al arquitecto de la doctrina cristiana; y luchador para que por medio de su conocimiento “todo hombre y mujer, sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.

Santiago Villanueva Gudiel
svillanuevagudiel@hotmail.com

 


Y en efecto en la universidad está preparando a jóvenes para que sean nuevos lí­deres confiables, diferentes, formados al Sol único de justicia que sale para buenos y malos en la diferencial de hijos de Dios Bueno o del maligno. Si esto no fuera valedero, entonces ¿lo será  la maldad para los que así­ lo quieran en un dualismo imposible de resolver?
 
 Â¿Qué fue lo que en la época eleccionaria del año 2007 lo impulsó a ofrecer su candidatura presidencial para Guatemala? Creemos que fue haber experimentado que en la espiritualidad universal, la obra que verdaderamente cuenta es solo el Poder de Dios por medio del hombre renovado y llamado por Quien sin í‰l, nada somos ni podemos; pero  escogidos se es útil como  obreros calificados por Dios  para determinada obra; y no por la  naturaleza y capacidad especial del hombre para ufanarse; sino por la merced de Dios y la coexistencia con í‰l. Y esto ha sido contribuyente en el caso de Harold Caballeros.
 
En ningún momento hemos  compartido con él personalmente del  Señor Jesucristo y del Poder de Dios, en su corto trecho de 25 a 30 años suyos de experiencias; y el largo espacio de 70 años nuestros de coexistencia con Dios, quien por los siglos sigue llamando a hombres ignorados que hasta se encuentran defectos a sí­ mismos para hacer obras buenas, y aún le replican como Moisés con un  “¡Ay, Señor, enví­a, te ruego, por medio del que debes de enviar.” Pero Dios cumple sus propósitos,  no se equivoca.
 
Harold Caballeros frustró su campaña en el 2007 por confiabilidad humana. Y ahora en el 2011 sus propuestas han sido aceptables aún por sus competidores, sin rebatí­rselas; pero se distrajo su inscripción por el Tribunal Supremo Electoral por un sutil hilo como de red de araña, que no se opone al peso de  los 140 años de libertad y separación entre el Estado y la Religión que se ha vivido en Guatemala.
   
La personerí­a y personalidad jurí­dica de los dos grandes sectores religiosos, las tiene el Arzobispado por la Iglesia Católica, y el presidente de la Alianza de  Iglesias Evangélicas por este sector. Y lo reconocen entre los Cuatro Notables el señor Procurador de los Derechos Humanos y el señor Rector Magní­fico de la Universidad Nacional. No hay en el juego electoral ningún clérigo como el cardenal Lugo de Paraguay. De todas maneras es mejor un hombre o mujer laicos pero de iglesia, que  libertinos, anárquicos prepotentes contra la democracia y la Ley Constitucional Polí­tica, que candidatos de oficio sin una fe cristiana auténtica. El Estado seguirá siempre urgido de mejores  hombres o mujeres formados por la Religión Cristiana y no por brujos; o seguir preguntándonos: ¿Dónde está el hombre o la mujer que se necesita?
 
Al Candidato de ViVa le decimos que lo importante es hacer siempre el bien aunque se recrimine; que siga convenciendo de la Súper Tortilla, hágala práctica en los próximos cuatro años porque el comer es vital en un paí­s que sufre de desnutrición por hambre, pobreza e improductividad.  Dios en el lenguaje que todos entendemos ofrece: “una tierra buena y ancha (no minifundios), que fluya leche y miel y  no tengan sus pobladores las manos vací­as por falta de trabajo honesto. ¡Guatemala tiene esas tierras! Mantenga esta coyuntura y sus propuestas sin ningún derecho exclusivo.