Considerado como uno de los pulmones del planeta Tierra –debido a que sus áreas protegidas suman más de un millón de hectáreas de bosque– y una de las zonas con mayor potencial de producción de materias primas –con importantes reservas de agua y petróleo–, Petén es un departamento estratégico en temas ambientales, productivos y de seguridad nacional; sin embargo la lejaní­a de la Capital y la dificultad en las comunicaciones, que limitan el acceso al vasto territorio, han hecho que éste se encuentre en el olvido del Estado y el Gobierno, y dejando paso a un escenario de deforestación, narcotráfico e inseguridad.

Petén ocupa el 32 por ciento de los 108 mil 889 kilómetros cuadrados del territorio nacional, de tal manera que además de ser el departamento más grande del paí­s, es considerado como una región en la división administrativa de la tierras.

Su importancia es comprensible cuando se conoce su ubicación geográfica y los recursos naturales que conservan. Colinda al norte y al oeste con México, y al este con Belice. Cuenta con importantes reservorios de agua y petróleo, y aunque decrece, el espacio de bosques es uno de los más grandes de Centroamérica.

No obstante, la presencia del Estado es reducida y los planes gubernamentales especí­ficos para el territorio petenero se encuentran marginados de las polí­ticas públicas, en buena medida, debido a la lejaní­a de la Capital y al difí­cil acceso.

Desde hace más de 26 años, ya era notorio el temor por la lejaní­a y extensión del territorio de Petén. Así­ lo demuestra el artí­culo 15 transitorio de la Constitución, aprobada en 1985, que urge a la integración de Petén.

“Se declara de urgencia nacional, el fomento y desarrollo económico del departamento de Petén, para su efectiva integración a la economí­a nacional. La ley determinará las medidas y actividades que tiendan a tales propósitos”, se lee en la Carta Magna.

Carlos Molina Mencos, ex constituyente, refiere que el artí­culo antes citado fue redactado e integrado en la Constitución por solicitud de un representante del Petén.

Debido a aislamiento y porque en esa época no existí­an carreteras, se pensaba que era necesario evitar que se “perdiera” ese departamento, “como se perdió Belice y como hemos dejado que se pierda tanto territorio”, explica Mencos.

¿OLVIDADO?

El jurista opina que, a la fecha, la disposición constitucional que mandata la integración de Petén no se ha cumplido a cabalidad, y lejos de mejorar, considera que la situación de ese departamento ha “empeorado”.

“No se hizo absolutamente nada, por dejadez de las autoridades gubernamentales”, pues “ha habido deforestación y mala administración general, además de la apertura al narcotráfico, según Mencos.

A pesar de ser generador de riqueza, la norteña localidad se encuentra en el olvido y muy abandonada, señala Mario Mérida, ex viceministro de Gobernación y analista en temas de seguridad.

El experto refiere que, en buena medida, esa situación obedece al difí­cil acceso terrestre y aéreo. El territorio tiene “mucha influencia sobre México, por lo que es importante, y por ejemplo en invierno, es difí­cil volar y solo queda la ruta de tierra y llegando por allí­ se corre el riesgo de deslaves”, asegura.

Pero también explica como una causal, que se limite la presencia del Estado y se mantenga al margen de los planes de gobierno, pues según el ex funcionario, “ese departamento, por lo alejado que está de Guatemala, por la dificultad de la comunicación que tiene, por su extensión, por su cercaní­a y las fronteras con Belice y México, llevó a tener un viceministro de seguridad a lo interno”, pero fue retirado por el presidente ílvaro Colom.

“Quiere decir que si no hubiesen quitado ese Viceministerio para el departamento de Petén, probablemente no tendrí­a los problemas que ahora se presentan y su situación serí­a diferente. Era un  viceministro que tení­a relación directa con el Presidente y Gobernación”, recuerda.

En agosto del 2006, los medios de comunicación informaron del nombramiento del militar retirado Raúl Dehesa Oliva, como viceministro de Seguridad para Petén, cuyo objetivo era coordinar operativos contra el narcotráfico en esa región. 

El entonces mandatario, í“scar Berger, justificó esta medida por la “necesidad que existe de fortalecer las medidas de seguridad en el lugar por el crecimiento de violencia en el departamento más alejado y extenso del paí­s”.
 
El fiscal general de la época, Juan Luis Florido, dijo que se tratará de coordinar los procesos de investigación de las denuncias de narcoactividad que se presentan en aquella región. “Lo que se desea es que con este nombramiento se pueda facilitar el proceso de toma de decisiones de operativos que se puedan realizar en Petén, dentro de los procesos de indagatoria”, agregó.

SE CONTRADICEN

Manuel Barquí­n, diputado por Petén en el Congreso, del partido Gran Alianza Nacional –aliado del oficialismo–, contrario a lo que dicen los expertos consultados, considera que el territorio no está abandonado, pues estima que “poco a poco” va llegando el desarrollo.

De esa cuenta, destaca que en ese departamento se produce el 95 por ciento de petróleo que se produce en el paí­s, y considera importante la producción rubro de granos básicos, el turismo y la ganaderí­a.

“Petén cuenta con una infraestructura hotelera de mil 800 habitaciones, desde pensiones modestas hasta hoteles cinco estrellas”, además, según el diputado, en ese departamento hay cinco universidades y el comercio se desarrolla “muy bien”.

El parlamentario agrega que las 12 cabeceras municipales están interconectadas con “carreteras de primera clase”.

Por su parte, Carlos Milián, también diputado por Petén, pero del opositor partido Libertad Democrática Renovada, señala que esa región se ha convertido en un área de ganaderí­a, pero la vocación del suelo no es esa, pues la riqueza se encuentra en el suelo boscoso.

 â€œDe igual manera, hay grandes extensiones de palma africana sembrada, y tampoco éste es el futuro de desarrollo, pues no genera fuentes de trabajo”, dice.

El parlamentario considera que la mayor fortaleza y que se debe apuntalar es el tema de turismo y ecoturismo, generando fuentes de trabajo.
   
SEí‘ALES

Al margen de las posiciones polí­ticas sobre el tema, diversos acontecimientos de la última década, y en este año, dejan ver las complicaciones y amenazas que se encuentran en Petén.

Cada año se pierden importantes extensiones de bosques, como consecuencia de la deforestación que provoca la industria maderera y el crecimiento de la ganaderí­a, la siembra de palma africana y otros cultivos.

La expansión del narcotráfico en la región es uno de los principales problemas, pues ante la falta de presencia del Estado, Petén se ha convertido en el área de operaciones de diversos grupos.

En los últimos años se han encontrado pistas de aterrizaje improvisadas y aeronaves, que presuntamente son utilizadas por los comerciantes de drogas que trasladan mercancí­as con rumbo a México. Las actividades de los grupos criminales eran conocidas por muchos, aunque pasaban inadvertidas.

Pero el asesinato de 27 campesinos en la finca Los Cocos puso en la mira al norteño departamento, pues este crimen hizo evidente el nivel de inseguridad en que se viví­a.

Según el presidente ílvaro Colom, el problema se debe a la reducción de elementos militares que los dos mandatarios anteriores a su perí­odo hicieron “planificando la entrega del paí­s al narco”.

Por ello, el Gobierno decidió imponer el estado de sitio en ese departamento, situación que se ha prorrogado en dos ocasiones.

El ex viceministro Mérida opina que lo obtenido en Petén con el estado de excepción son “éxitos parciales”, porque al final esos casos deben ser procesados en los tribunales y de acuerdo con las pruebas que se presenten de parte del Ministerio Público, es ahí­ donde se deduce la responsabilidad.

La prórroga del Estado de Sitio en Petén es vista por el exviceministro como una decisión de carácter mediático, “porque no tiene sentido mantener esta medida donde ya no hay ningún tipo de éxito”. Señala además que los propios pobladores de ese departamento se pronunciaron en contra de este estado.

La Hora informó, con base a información oficial, que antes del estado de sitio habí­a 2 mil efectivos en Petén y posteriormente la cifra se incrementó a 2 mil 600, mientras que la Policí­a Nacional Civil aumentó el despliegue de agentes, de 560 a 739.

Sin embargo, el gobernador departamental, Rudel ílvarez, dijo que no se dio tal incremento tras estado de sitio, pues antes del mismo habí­an 2 mil 980 miembros del Ejército y 975 de la PNC.

La medida administrativa, en los primeros dí­as pudo disuadir a los grupos que operaban en ese departamento, sin embargo, según Mérida, una vez entraron a la rutina del estado de sitio, los delincuentes ya adaptados modifican su actuar, por lo que ahora resulta inoperante.

Para mejorar la seguridad del departamento, señala el exfuncionario se necesita incrementar el número de agentes de seguridad, tanto militares como de la Policí­a Nacional Civil. Además, es importante, según el consultado, que se hagan esfuerzos interinstitucionales para garantizar que la seguridad seguirá presente en el departamento aunque ya no exista el estado de sitio.

“Esto significa asegurar que la justicia funcione y asegurar la recopilación de información y utilizar nueva inteligencia para descubrir las nuevas modalidades del crimen organizado”, refiere Mérida.