La sociedad miraba con malos ojos un noviazgo como el de ellos; a pesar de que se amaban hasta el delirio, la gente le ponía toda clase de trabas a su unión.
Erika Lambourt era una muchacha de la mejor soceidad de San Juan, Puerto Rico, y estaba destinada a manejar une norme imperio comecial que sus padres había fundado.
Pero, se había enamorado de un humilde profesor y, tristemente, constataron que las riquezas se interponían entre su felicidad.
Y ante las amenazas de ser desheredada, la valeinte joven siguió los dictados de su corazón: renucnió a su fortuna y se casó con su príncipe azul.
Y la pobreza fue la madrina de la dicha infinita de ese matrimono.
EL VERDADERO AMOR ROMPE LOS CONVECIONALISMOS.