De abril de 1967 a mayo de 1968, John Sullivan había permanecido en estado de coma, a causa de un accidente automovilístico.
Su esposa Sheyla, con una fidelidad a toda prueba, lo había visitado diariamente en el hospital de Pensilvania, Estados Unidos, donde estaba internado.
Esta mujer, a cada momento oraba pidiendo el milagro que le devolviera la conciencia.
Después de ese largo tiempo de espera, el día en el que Sheyla recordaba el aniversario de su boda y quiso usar el perfume que se había puesto la noche de luna de miel, ocurrió el prodigio.
John, inconsciente, sintió aquel olor y comenzó a reaccionar, abrió un poco los ojos y apretó la mano de su amada.
EL AMOR HACE MILAGROS.