Brasil comenzó a hervir ayer en el delirio de su Carnaval, con desfiles de escuelas de samba en Sao Paulo y multitudinarias parrandas callejeras en Bahía, Pernambuco y Río de Janeiro.
Salvador, capital del nororiental estado de Bahía, dio largada la noche del jueves a sus siete jornadas de fiesta, en la que cientos de miles de personas bailan día y noche detrás de los «tríos eléctricos», camiones con músicos que recorren la ciudad.
La sensación de la primera noche de Salvador fue la popular y escultural cantante bahiana Ivete Sangalo, quien hizo delirar a sus fanáticos vestida como una «Pequeña Eva» con una malla negra adornada con plumas.
«Tenía ganas de salir desnuda pero eso no es posible», dijo en tono de broma la cantante que vendió más discos en Brasil en 2007.
El Carnaval de Salvador rivaliza en popularidad con el de Rio de Janeiro y para este año las autoridades prevén la llegada de unos 500.000 turistas, un 20% de ellos del exterior. En Rio de Janeiro, son esperados unos 700.000 turistas.
En los desfiles de Salvador son infaltables varios de los íconos de Bahía como los cantantes y compositores Caetano Veloso y Gilberto Gil, quien en esta semana deja completamente de lado la formalidad de su cargo de ministro de Cultura y se suma a la locura popular.
También en el nordeste, Recife bailó la noche del jueves al son de su desenfrenado «frevo» con miles de personas acompañando el ensayo del grupo carnavalesco Galo da Madrugada. La agrupación, que se presentará oficialmente el sábado, es considerada la mayor de Brasil, al convocar cada año a un millón de personas.
Pero a los ojos del mundo, el Carnaval de Brasil es sinónimo de desfile de escuelas de samba, agrupaciones de miles de componentes con mulatas mínimamente vestidas danzando entre gigantescas alegorías.
Este viernes comienzan los dos días de desfiles de las 14 principales escuelas de Sao Paulo. Unos 70.000 espectadores, entre ellos 28.000 turistas, colmarán cada noche el Sambódromo paulista. La cantidad de turistas es un 17% mayor que el año pasado, dicen entusiasmadas las autoridades de Sao Paulo que se afanan por competir con la fiesta carioca.
En Río de Janeiro, capital del Carnaval brasileño, un verdadero aluvión de bandas y grupos de samba tomarán cuenta de cada rincón de la ciudad hasta el miércoles de Cenizas.
El Sambódromo recibirá este viernes el desfile de las escuelas de samba infantiles. Unos 40.000 niños de 18 escuelas harán sus presentaciones con entrada libre en esa avenida de 900 metros que culmina en la Plaza de la Apoteosis. El sábado desfilarán en el Sambódromo carioca las escuelas de la segunda categoría.
Las noches del domingo y lunes serán reservadas a las siempre esperadas presentaciones de las 12 principales escuelas, cada una de las cuales llevará entre 3.000 y 4.500 componentes.
Las escuelas representarán desde homenajes a regiones brasileñas, al centenario de la llegada de los primeros inmigrantes japoneses a Brasil, pasando por el bicentenario del arribo a Río de Janeiro de la Corte de Portugal que huía de Napoleón.
Cada escuela gastará entre 1,7 y 4,5 millones de dólares para presentar sus desfiles, según estimaciones del diario económico Valor.