Decenas de miles de campesinos, muchos de ellos a bordo de tractores, ocuparon ayer el centro de la capital mexicana en una protesta contra la liberalización del maíz marcada por el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN).
La avanzada de la marcha encabezada por decenas de tractores llegó hasta el Zócalo, plaza central de la Ciudad de México, mientras decenas de miles de agricultores confluyeron lentamente desde distintos puntos.
Durante la marcha, unas calles antes de llegar al Zócalo, una campesina de 67 años murió de un paro cardiorespiratorio, confirmó la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal.
Alrededor de 50 mil manifestantes asistieron a la demostración, según un reporte de la radio Formato 21 desde un helicóptero, mientras una fuente policial estimó la concurrencia entre 20 mil y 25 mil personas.
De su lado, el secretario de Seguridad de la Ciudad de México, Joel Ortega, estimó que se llenó la mitad del Zócalo, con capacidad para 110 mil personas, porque en el espacio restante está instalada una exposición.
La movilización de los campesinos provenientes de diversos puntos del país fue la más masiva desde que el sector lanzó numerosas protestas a nivel nacional el 1 de enero, día en el que se eliminaron por completo los aranceles para el maíz, producto base en la alimentación mexicana.
Con pancartas con la consigna «Sin maíz no hay país», algunos en tractor, otros en autobús, los campesinos llegaron por las cinco carreteras que desembocan en la superpoblada capital mexicana.
Algunos campesinos comenzaron su marcha desde sus ciudades hacia la capital mexicana el 18 de enero, como es el caso del contingente de Ciudad Juárez, Chihuahua, frontera con Estados Unidos, demarcación ubicada 1.500 km al norte.
La secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México movilizó a 1.500 uniformados a la marcha, para la que se cerró la larga y estratégica avenida Reforma.
Desde la entrada en vigor del acuerdo en 1994, diversas organizaciones mexicanas de agricultores han denunciado las desigualdades que sufren frente a sus pares de Estados Unidos y Canadá, que se intensificaron conforme se acercaba la liberalización del maíz.
El gobierno de México, entre otras cosas, instó el 12 de enero a Estados Unidos a limitar los subsidios agrícolas.
La Confederación Nacional Campesina (CNC), principal organización agraria de México (con 5 millones de afiliados), ha alertado sobre los efectos negativos de la apertura también de la leche y la caña de azúcar, y asegura que cada agricultor estadounidense recibe apoyos anuales por 20 mil dólares frente a los 700 dólares de sus colegas mexicanos.
Pero los productores mexicanos se quejan de que además se enfrentan a una constante alza del diesel, fertilizantes y luz, componentes que según ellos representan 60% de sus costos de producción.
«Hay una ley que dice que los energéticos se deben cobrar a los agricultores a precios estratégicos, pero no se está respetando, de tal forma que el tema está en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), a donde la llevaron los senadores», aseguró Armando Valencia, representante del Comité Pro Mejoramiento del Agro Nacional de Guanajuato (noroeste).
La tonelada de fertilizante cuesta 8 mil pesos (USD 770 dólares), cuando hace 14 años su precio era de 1 mil 200 pesos (USD 100 dólares), ejemplificó.
Los gobiernos de México, Canadá y Estados Unidos rechazan reabrir las negociaciones en el capítulo agrícola del TLCAN, como reclaman los productores y partidos opositores mexicanos.
El ministro de Agricultura de Canadá, Gerry Ritz, dijo la semana pasada que su país, México y Estados Unidos no consideran oportuno reabrir el TLCAN porque están «racionalmente complacidos con la manera en la que está funcionando».