Del Renacimiento al Japón de los samurais, John Galliano y Kenzo se inspiran de la historia y de su violencia, en las colecciones presentadas el viernes en las pasarelas de príªt-í -porter masculino para el próximo invierno.
John Galliano reunió personajes de una corte real, cortesanos de chaquetas ricamente bordadas de pedrería y grandes cuellos de pieles, con pantalones cortados bajo la rodilla. Las prendas se adornan a menudo con escamas de plata. Sus modelos masculinos se calzan con botines y se cubren con sombreros que hubieran podido lucir los reyes Francisco I o Enrique VIII.
Esos hombres principescos de sombrías y fastuosas siluetas se codean con campesinos ataviados con pantalones «baggy» de cuero o tela vaquera, y calzados con pesadas botas.
Junto a ellos, aún más sombríos e inquietantes, con el torso salpicado de sangre, condenados a muerte con la cabeza cubierta por pasamontañas negro, recuerdan la violencia de los tiempos e imponen un ambiente de sombras que los cascabeles de los bufones con trajes de colores no logran disipar del todo.
Los cascabeles se lucen en los bolsillos y los puños de las chaquetas y tintinean sobre los grandes rombos rojos, amarillos y negros de un abrigo espectacular.
Kenzo, por su parte, evocó la epopeya de un mercader escocés del siglo XIX que hizo fortuna en Japón y llegó a ser samurai.
La colección, diseñada por los estilistas del estudio Kenzo, propone chaquetones y chaquetas de lana peinada o de franela, que se acompañan con pantalones a rayas y gruesas manoplas de lana. Camisas a cuadros, chalecos con cuello de pieles y chaqueta se llevan superpuestas.
Los bordados que evocan las armaduras de los samurais adornan las mangas y los hombros de los abrigos y chaquetas.
La paleta de colores incluye grises, azules, ocres y negros, con detalles de verde, naranja y oro.