Poderosa, pero dependiente


Imagen de una venta de revistas de moda en Nueva York. Los especialistas en este tema han tenido problemas, pues la moda ha quedado relegada para dar espacio más al chisme y la farándula.

Cortejada por los diseñadores y niña mimada de los publicistas, la prensa norteamericana de la moda es muy poderosa en un universo donde los famosos tienen la última palabra y donde un vestido fotografiado en la ceremonia de los Oscar cuenta más que una colección exitosa.


La anulación de la ceremonia de los Globos de Oro a causa de la huelga de guionistas supuso un revés para una industria de la vestimenta que ya sufre una caí­da de ventas constatada por los distribuidores en Estados Unidos.

Y como los Globos de Oro son la antesala de los Oscar, la prensa especializada, que difunde las imágenes de las estrellas vestidas por Vera Wang u Oscar de la Renta, comienza a preocuparse.

«Hollywood y la industria de la moda tiemblan», escribí­a esta semana el influyente Woman»s Wear Daily (WWD), un fenómeno editorial que desde hace décadas es leí­do por millones de mujeres y sobre todo por profesionales a la búsqueda de las últimas informaciones sobre fusiones de empresas, transferencias de figuras talentosas o el lanzamiento de un perfume.

«Es terrible que ese acontecimiento haya sido anulado a último momento, porque habí­amos preparado vestidos fabulosos para varios clientes», escribe la diseñadora Alice Temperley en el WWD.

Vanessa Sewart, de la casa Azzaro, que el año pasado vistió a la actriz Kate Winslet para los Globos de Oro, insiste: «Para nosotros, estos acontecimientos son muy importantes porque nos especializamos en los vestidos destinados a la «alfombra roja»».

La «alfombra roja» son las ceremonias donde las estrellas son fotografiadas despiadadamente para publicación en la prensa «people», que vende millones de ejemplares, y las revistas de alto nivel como Vogue o Harper»s Bazaar.

«La industria reposa sobre los famosos porque ellos condicionan el mercado publicitario», estimó Eric Hertz, director general del Instituto de la moda de Nueva York (FIT).

«El verdadero crí­tico de moda está desapareciendo», agregó. «El New York Times es un fenómeno excepcional entre los diarios, con un equipo especializado», admite.

Reconoce también la importancia de figuras como Suzy Menkes, que pasea su jopo de Milán a Parí­s y de Londres a Nueva York, con lectores que la siguen en las columnas de moda del International Herald Tribune.

La jefa de redacción del Vogue norteamericano, Anna Wintour, inmortalizada en la gran pantalla por Meryl Streep en «El diablo viste de Prada», es otro mito. «Vogue es muy poderoso», afirma Eric Hertz, «y además la publica Condé Nast, que ofrece una amplia gama de revistas –decoración, vestidos de novia, ropa para niños– permitiendo a las lectoras crear su propio mundo».

«Los profesionales quieren que los famosos usen sus carteras y sus zapatos. Los medios carecen de influencia propia en Estados Unidos, y las redactoras de moda no toman la iniciativa de criticar», estimó por su parte Jessica Siegel, profesora de la Universidad de Columbia, escritora y periodista. «Las ceremonias como los Globos de Oro marcan la tendencia, y los medios la siguen», dijo.

Anna Wintour logró hace unos meses convencer a los diseñadores de Milán que concentren sus desfiles en sólo cuatro dí­as, convirtiendo a la semana de la moda en un frenético desfile.

Al partir de Milán, Wintour escribió una carta a los modistas italianos: «Todo el equipo de Vogue Estados Unidos les agradece por el calendario de esta semana. Pudimos reducir al mí­nimo nuestra estadí­a (en Milán) y eso fue útil por la debilidad del dólar. Esperamos que el calendario milanés conserve esa modalidad en el futuro.»

Ese poder, Wintour lo comparte con Richard Blackwell, un octogenario diseñador jubilado instalado en California, que cada año publica una lista repercutida por toda la prensa de «los famosos peor vestidos del año». Famosa galardonada en 2007: Victoria Beckham, una fanática de las «semanas de la moda».

«La industria reposa sobre los famosos porque ellos condicionan el mercado publicitario. El verdadero crí­tico de moda está desapareciendo. El New York Times es un fenómeno excepcional entre los diarios, con un equipo especializado.»

Eric Hertz

director general del Instituto de la moda de Nueva York