Neonazis declarados non gratos en hoteles


Rechazar a los clientes neonazis es el nuevo método pregonado por las federaciones de hotelerí­a en el este de Alemania, en un intento por reconstruir la imagen dañada de una región donde la violencia de ultraderecha y la presencia de cabezas rapadas representan un perjuicio para la economí­a.


Las federaciones hoteleras de la ex República Democrática Alemana (RDA) han emprendido una lí­nea dura contra los militantes del partido neonazi NPD, sus aliados del DVU, antisemita, y contra otros activista notorios, llamando a boicotear a la clientela extremista o dando consejos para que hoteleros y restauradores se mantengan vigilantes.

«Cada nueva agresión racista, divulgada con grandes titulares en los diarios, es un desastre para el turismo», afirma Birgit Fischer, portavoz del organismo regional público Tourismus-Marketing-Brandenburg.

Actualmente «125 mil personas viven del turismo» en Brandemburgo, la región que rodea Berlí­n. «El turismo representa una cifra de negocios de 3 mil 250 millones de euros y 4.5% de los ingresos financieros regionales», afirmó.

Según una reciente investigación de Ipsos, el Estado de Sajonia-Anhalt (este), donde un iraquí­ y dos ciudanos de Mali fueron agredidos en diciembre, hubiera tenido el año pasado 11% más de turistas si no fuera por su imagen de tolerancia a los «camisas pardas».

Unas 400 mil personas renunciaron el verano pasado a viajar a Mecklemburgo-Pomerania occidental (noreste), donde el NPD (Partido Nacionalista de Alemania) tiene escaños en el parlamento regional desde 2006. El perjuicio es de «120 millones a 200 millones de euros anuales», según la oficina de turismo.

«Todas las federaciones han tomado muy en serio este problema», asegura Uwe Strunk, quien dirige la entidad de Brandemburgo, estado federado en cuyo parlamento regional hay diputados del DVU (Unión del Pueblo Alemán).

«Por nuestra parte, no hemos escrito ninguna carta ni lanzado ningún llamado a nuestros miembros para que excluyan a nadie». Eso serí­a dificil «en vista de la legitimidad democrática» de los partidos de ultraderecha, autorizados. Pero «les recomendamos dar prueba de coraje cí­vico», afirmó Strunk.

El gerente de un hotel Holiday Inn en Dresde (Sajonia), donde el NPD tiene escaños en el parlamento desde 2004 y donde se producen frecuentes actos de violencia xenófoba, dijo recientemente «no» a dos dirigentes de ese partido, pese a que tení­an habitaciones reservadas.

Johannes Lohmeyer informó a mediados de octubre por correo a dos jerarcas del NPD que habí­an reservado a través de internet que «no eran bienvenidos» a su establecimiento.

Lohmeyer dijo que actuó en interés de su clientela, ya que su hotel, perteneciente a una cadena estadounidense, acoge a numerosos turistas israelí­es y afroamericanos.

Les rogó anular su reservacion, precisando que si ello fuera imposible vertirí­a el monto del dinero cobrado a la sinagoga de Dresde.

Su actitud le mereció una lluvia de felicitaciones a través de correos electrónicos, entre ellos de algunos sobrevivientes del Holocausto, y un premio de la Sociedad Germano-Israelí­ de Aquisgrán (oeste) por su «coraje», todo lo cual, según Lohmeyer, «no ha tenido ninguna repercusión, ni positiva ni negativa», sobre su hotel.

Pero la situacion sigue siendo «delicada», subrayó la Federación Alemana de Hotelerí­a y Restauración. El organismo aprueba esta tendencia, pero se cuida de exhortar a sus 75 mil miembros a imitar al hotelero de Dresde.