Salto tecnológico permitirá desentrañar «telaraña cósmica» del universo


Actualmente los astrofí­sicos pueden dar cuenta de aproximadamente la mitad de la masa bariónica que deberí­a estar presente según el modelo estándar del universo.

Los cientí­ficos creen que un salto cuántico en la potencia informática y el desarrollo de poderosos nuevos telescopios permitirán desentrañar pronto la «telaraña cósmica», una teorí­a según la cual el universo está unido por hilos invisibles de «materia oscura».


En una serie de artí­culos divulgados en la edición de hoy de la revista Science, prestigiosos astrofí­sicos explican cómo los experimentos y nuevas tecnologí­as que serán lanzados en los próximos años abrirán una nueva ventana hacia los orí­genes y complejidades del universo.

Las herramientas actuales han permitido tener un esbozo sobre cómo nació el universo tras el Big Bang y cómo se mantiene unido por la fuerza gravitacional de la misteriosa «materia oscura».

Pero no son lo suficientemente precisas como para hacer un mapa real de la telaraña cósmica, que se estima mantiene unidas las mil millones de galaxias brillantes en el universo conocido, o para revelar detalles sobre cómo se forman e interactúan las galaxias.

Varios proyectos en marcha ayudarán a cambiar eso, aseguran los autores.

«Estamos a punto de realizar tremendos progresos gracias a los nuevos observatorios (planeados), los avances teóricos que se están realizando y los avances en informática», explicó Claude-Andre Faucher-Giguere, de la Universidad de Harvard, principal autor de uno de los artí­culos.

Cuando se implementen los nuevos proyectos, los astrofí­sicos podrán usar ondas de radio para mirar atrás en el tiempo y ver la imagen de los dí­as oscuros del universo antes que surgieran las estrellas y los planetas.

«Hace mucho, mucho tiempo el universo estaba lleno de hidrógeno neutro, pero en determinado punto se formaron las primeras estrellas y el universo pasó de neutro a ionizado, y el hidrógeno neutro desapareció», dijo Faucher-Giguere en una entrevista telefónica.

Los observatorios de baja frecuencia que están siendo construidos o planificados y el poderoso telescopio espacial James Webb que se planea lanzar en 2013 explorarán el universo para detectar alguna señal de hidrógeno neutro.

«A medida que miras más lejos a través de un telescopio estás viendo el universo en un periodo más temprano», explicó el cientí­fico.

Si logran mirar lo suficientemente lejos como para encontrar este hidrógeno neutro, los astrofí­sicos podrán probar que su teorí­a de la formación del universo es correcta, dijo Faucher-Giguere.

Otro proyecto clave es el experimento GAIA de la Agencia Espacial Europea, que a partir de 2011 medirá y hará un mapa de los movimientos de más de mil millones de estrellas en nuestra galaxia.

Sumado a los avances propuestos en las herramientas usadas para recolectar las observaciones astronómicas, estas mediciones deberí­an mostrarnos en la próxima década cómo se forman los grupos de galaxias, indicó Rodrigo Ibata del Observatorio Astronómico de Estrasburgo.

«Podremos, por primera vez, volver a unir las estrellas dispersas debido a antiguos eventos de acrecentamiento, analizando minuciosamente la Ví­a Láctea y conociendo su historia», escribió.

«Podremos entonces determinar directamente hasta qué punto la galaxia fue formada a partir de galaxias enanas que cayeron a través de la telaraña cósmica local», explicó.

Otro terreno en el cual se esperan grandes avances es en el descubrimiento de bariones faltantes, que son las partí­culas subatómicas que conforman las estrellas, los planetas y hasta las personas.

Actualmente los astrofí­sicos pueden dar cuenta de aproximadamente la mitad de la masa bariónica que deberí­a estar presente según el modelo estándar del universo.

«Encontrar los bariones faltantes y por lo tanto producir un inventario completo de posiblemente el único componente detectable de la masa energética del universo es crucial para validar o invalidar nuestro actual modelo cosmológico», estimó Fabrizio Nicastro, del Centro de Astrofí­sica del Harvard-Smithsonian.

Los rayos X de alta resolución y la óptica ultravioleta han permitido a los astrofí­sicos comenzar a rastrear los bariones cósmicos, explicó.