Una ola de violencia deja más de una centena de muertos en Kenia


Unos delincuentes aprovecharon la confusión en Kenia para robar las casas que se incendiaban, tras las violentas protestas por la reelección del presidente Mwai Kibaki.

Al menos 110 personas murieron en Kenia a causa de los disturbios que estallaron desde ayer tras el anuncio de la reelección del presidente Mwai Kibaki, cuya victoria fue impugnada por el derrotado candidato opositor Raila Odinga.


Y se temen nuevos choques como consecuencia de la investidura alternativa programada por Odinga para hoy por la tarde en una manifestación masiva prohibida por las autoridades, un dí­a después de que Kibaki prestase juramento para un segundo mandato pese a las denuncias de fraude.

Kenia, un paí­s bastante tranquilo con una de las democracias más estables de ífrica, arrastra una tradición de violencia durante las consultas electorales que en esta ocasión ha desembocado en los disturbios más graves desde un intento de golpe de Estado en 1982.

Desde el 27 de diciembre, fecha de las elecciones generales en Kenia, perdieron la vida por lo menos 130 personas en la violencia postelectoral, según fuentes policiales y responsables del depósito de cadáveres de Kisumu, en el oeste del paí­s, donde se decretó un toque de queda diurno.

A las afueras de Nairobi, 40 personas murieron en los disturbios que estallaron en diferentes barriadas, afirmó una fuente policial.

En Kisumu, feudo de Odinga y tercera ciudad del paí­s, murieron 53 personas.

Los cuerpos de 46 personas que presentaban impactos de balas se encontraban hoy por la mañana en el hospital provincial, afirmó uno de los empleados de la morgue.

«Estos cuerpos los trajeron los policí­as esta noche», declaró bajo anonimato un trabajador que los contó.

Otros siete cadáveres se encontraban en el hospital a la espera de pasar a la morgue.

En medio de este caos, las autoridades dieron orden de disparar a matar a los alborotadores.

«Se impuso un toque de queda diurno desde las 6:00 hasta las 18:00 horas locales en Kisumu. La policí­a recibió la orden de matar» a los que lo violen, afirmó un alto responsable que pidió mantener el anonimato.

En el centro del paí­s, en la localidad Nakuru, las autoridades encontraron los cadáveres de otras siete personas.

«No los mató la policí­a, se trató de enfrentamientos entre grupos rivales», declaró Stephene Munguti, comandante de policí­a de Nakuru, localidad situada en el valle del Rift.

En el pueblo de Cheber, en el mismo valle, cuatro personas murieron en enfrentamientos entre grupos rivales, según una fuente policial.

En Kakamega, capital regional de la Kenia occidental, varios médicos hablan de seis muertos por heridas de bala.

Pocos minutos después del anuncio de la victoria de Kibaki ayer, violentos disturbios estallaron en los feudos de Odinga, en Kibera –la mayor zona de chabolas de Nairobi– y en varias ciudades del oeste del paí­s.

Hoy por la mañana el centro de la capital estaba desierto y Kibera volví­a a ser presa de la violencia.

Poco antes del anuncio de su derrota, Odinga habí­a acusado a Kibaki de haber introducido por lo menos 300 mil papeletas fraudulentas. La diferencia de votos entre los dos candidatos es de 231 mil 728, según los resultados oficiales.

Los partidarios de Kibaki desmintieron las acusaciones de fraude y acusaron a su vez al partido de Odinga de haber manipulado las papeletas en sus feudos.

Anoche, el Movimiento Democrático Naranja (ODM) de Odinga llamó a los keniatas a «rechazar» los resultados oficiales y a congregarse hoy por la tarde en Nairobi para asistir «a la presentación a la Nación del presidente electo del pueblo, Raila Odinga».

Las autoridades prohibieron esta concentración y amenazaron con detener a Odinga si ésta tiene lugar.

El gobierno keniata también ordenó ayer la suspensión inmediata de la difusión en directo por las radios y las televisiones de reportajes sobre los disturbios.

Estados Unidos felicitó a Kibaki por su elección pero la Unión Europea y Gran Bretaña -antigua potencia colonial- acogieron con frialdad esta victoria.