La misión internacional organizada por Venezuela para recuperar a tres rehenes de la guerrilla de las FARC es presentada por el presidente Hugo Chávez como una oportunidad para abrir un diálogo de paz en Colombia, pero sin que el gobierno o los insurgentes hayan dado señales de interés.
«Todos debemos leer bien el mensaje que nos está dando el mundo, apenas una llamada a los países (…) y allí están», dijo Chávez, acompañado por los garantes internacionales de la misión, al ordenar ayer el despegue hacia Colombia de dos helicópteros que constituyen la primera avanzada.
La operación para recibir a la ex candidata a la vicepresidencia Clara Rojas, su hijo Emmanuel, nacido en cautiverio, y la ex congresista Consuelo González, se desarrolla bajo la égida del Comité Internacional de la Cruz Roja y con el apoyo de Francia, Suiza, Argentina, Brasil, Bolivia, Cuba y Ecuador.
Al comentar que todo el operativo se organizó en los días de las fiestas navideñas, Chávez sostuvo que los esfuerzos se concretaron porque «el mundo quiere la paz y ese es un mensaje que debe leer el gobierno y todos los actores en Colombia».
Marco Aurelio Garcia, asesor presidencial brasileño y uno de los garantes de la misión, expresó el deseo de que la liberación «sirva posteriormente para un acuerdo de paz que nos interesa a todos los suramericanos que queremos una Colombia próspera, pacífica, desarrollada y ganando esplendor».
Otro de los garantes, el ex presidente argentino Néstor Kirchner, dijo que «venimos para cooperar en algo que nos enorgullece, la posibilidad del canje humanitario, la posibilidad de reencontrar los espíritus para construir la paz y la participación en toda la región».
Aunque Colombia aprobó rápidamente y sin condiciones el plan para recoger a los rehenes que Chávez presentó el 26 de diciembre, el gobierno de Alvaro Uribe no ha hecho ninguna declaración sobre la posibilidad de un diálogo de paz.
Para la profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Metropolitana de Caracas Elsa Cardozo, es difícil que en el corto plazo se abra la posibilidad de un diálogo de paz en Colombia impulsado internacionalmente.
«El encontronazo diplomático con Venezuela es muy reciente, y mientras más se sientan las FARC rehabilitadas desde el punto de vista político más difícilmente se sentarán a dialogar», comentó Cardozo.
Para la profesora, la única posibilidad de que prospere una iniciativa internacional por la paz en Colombia sería que «el gobierno considere que están dadas las condiciones y que las FARC tengan disposición a negociar, pero allí hay una piedra de tranca muy dura».
La liberación unilateral de los tres rehenes fue anunciada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) a mediados de diciembre como gesto de desagravio a Chávez, luego de que el gobierno colombiano lo cesó como mediador en la búsqueda de un canje humanitario.
La interrupción abrupta de la mediación provocó un fuerte intercambio verbal entre Chávez y su par colombiano Alvaro Uribe, que derivó en el llamado a Caracas del embajador venezolano en Bogotá, Pável Rondón.
Sin embargo, ante la inminente liberación de Clara Rojas, Emmanuel, y Consuelo González, Chávez se ha declarado dispuesto a reasumir su papel de mediador.
«Voy a continuar en contacto con las FARC, a pasar por alto los platos rotos que hay por lo que ocurrió. Si el presidente Uribe me autoriza, yo voy donde esté (el jefe guerrillero Manuel) Marulanda. Soy capaz de olvidar todo lo que pasó en función de retomar el camino a la liberación», aseveró.
De acuerdo con lo que Chávez ha referido, durante su mediación acordó con las FARC la liberación de un primer grupo de rehenes para luego instalar una mesa de diálogo, a la que se habría sumado el gobierno colombiano después de que la guerrilla hubiese entregado a todos los secuestrados en su poder.