Pon tus sueños más allá de los ideales pasajeros y de la fama terrenal, y cuando comparezcas ante el tribunal de Dios, encontrarás tu nombre escrito con letras de oro.

Pon tu corazón más allá de los deseos mezquinos y de los placeres corporales; y cuando te dejen abandonado en la soledad de una frí­a tumba, hallarás el consuelo y el calor divinos.

Pon tus esfuerzos más allá de las cuentas bancarias y de la seguridad terrenal, y cuando llegues a la frontera de esta vida, tendrás la visa necesaria para entrar al Cielo.

Porque más allá de esta existencia temporal, lo único que cuenta es el espí­ritu.