La oligarquía es la antítesis de la democracia o del pensamiento demócrata. Recordemos que ese adjetivo que califica a un sistema de gobierno, la Academia Española lo define como: 1. Gobierno de pocos. 2. Forma de gobierno en la cual el poder supremo es ejercido por un reducido grupo de personas que pertenecen a una misma clase social. 3. Conjunto de algunos poderosos negociantes que se aúnan para que todos los negocios dependan de su arbitrio.
Por lo tanto, podemos comprender que la oligarquía podríamos calificarla como una dictadura promocionada y sustentada por los intereses del capitalismo salvaje y recalcitrante que empantana y se opone a los intereses y las necesidades primarias de la población.
Amplios segmentos de la oligarquía promueven y sustentan además, como corolario, la evasión de impuestos; el abuso y atraco financiero; contrabando; narcotráfico; robo legalizado de los recursos naturales del Estado; corrupción generalizada; clima de violencia; anarquía; transculturización (con fines de adicción al consumismo) y analfabetismo, entre otros. De esa manera mantienen a la población, como borregos o chompipes, dominada bajo un estado de terror o adormecida por un sutil manejo de sus emociones y a la par obtienen jugosísimas utilidades.
La oligarquía es el ancestral pensamiento con el que se estructuraron los sistemas de gobierno y sociedad en Guatemala desde los inicios de la República, así como los de otros Estados mesoamericanos y latinoamericanos. Muchos fragmentos de la llamada clase media, en Guatemala, pasaron a otros niveles sociales dentro de una economía semipulverizada; casi desapareció y vive de recuerdos? con la zozobra de vivir para pagar los abusivos cobros de los servicios básicos (energía, agua y teléfono) ?privatizados?, dentro de otros, por el nefasto ílvaro Arzú Irigoyen.
Sin embargo, la dinámica del pensamiento y de los intereses humanos es tan profunda y tan inexpugnable, como tan insondable es el espacio sideral o los océanos terrestres hasta la fecha. Ahora que tendremos en un poco más de dos semanas a un presidente que promete que saldrá del esquema teórico de la compleja realidad guatemalteca, vemos que con mucha cautela se inicia el movimiento de fragmentos de las élites financieras, académicas, legales y universitarias, incrustadas en la derecha oligárquica, así como a articulistas de la prensa neoliberal, nuevos ricos, etc., que emprenden solapadamente un nuevo discurso, como un irreal y conmovedor sincretismo y mueven con disimulo su trasero hacia una corriente de pensamiento más flexible, menos rígida, más internacional y lógica, de una manera tal, que pareciera que están siguiendo al pie de la letra los movimientos sociales, económicos y políticos del transfuguismo en los Estados Unidos, donde los republicanos se pasan con los demócratas y viceversa.
Como ejemplo vea usted (no tú o vos) respetable lector, el fenómeno de cómo los demócratas ganaron la Cámara Baja y consiguieron finalmente la mayoría en el Senado de EE.UU., después de que el candidato republicano por el estado de Virginia, George Allen, reconoció públicamente su derrota frente al demócrata Jim Webb. Es la reacción contra la política guerrera-empresarial de Bush.
Ojalá ílvaro Colom y su gabinete y Consejo de Estado, fijen su atención en su papel histórico y no en el papel moneda. ¡Así sea!