Al-Qaeda y Musharraf: en el ojo del huracán tras el asesinato de Bhutto


Miles de personas se agolparon en Pakistán para dar el último adiós a Benazir Bhutto, asesinada ayer. La opinión generalizada acredita a Al-Qaeda y a Pervez Musharraf este magnicidio.

El lí­der opositor paquistaní­ Nawaz Sharif volvió a pedir este viernes la renuncia del presidente Pervez Musharraf tras el asesinato de Benazir Bhutto, que fue atribuido por el gobierno casi «con toda probabilidad» a Al-Qaeda.


Benazir Bhutto fue sepultada hoy en el mausoleo familiar.

Hoy el portavoz del ministerio paquistaní­ del Interior Javed Cheema dijo que Bhutto fue asesinada ayer por Al-Qaeda «según todas las probabilidades» y que estaba en la lista de los «objetivos» de la red terrorista.

«Según toda probabilidad, Al-Qaeda está detrás de este atentado trágico destinado a sabotear la seguridad de Pakistán», agregó.

La ex primera ministra y lí­der de la oposición paquistaní­ fue sepultada en el mausoleo familiar en su provincia natal del Sind, en el sur de Pakistán, anunció la televisión estatal.

Bhutto, de 54 años de edad al morir y que fue la primera mujer en dirigir un paí­s musulmán, reposará al lado de su padre Zulfikar Ali Bhutto, Primer ministro electo del paí­s, derrocado por el ejército en 1977 y luego ahorcado.

El blanco coche funerario que trasladó el ataúd de Bhutto -envuelto en la bandera negra, verde y roja de su Partido del Pueblo de Pakistán (PPP)- tardó más de dos horas en cubrir los cinco kilómetros que separan su casa familiar en Naudero del cementerio ancestral situado en el pueblo de Ghari Khuda Baksh.

El féretro avanzó entre la vasta multitud que abarrotaba cada esquina y muchos partidarios lloraron y golpearon sus pechos en muestra de dolor.

El ataúd habí­a sido trasladado en helicóptero desde Islamabad hasta Naudero, antes de ser conducido en una ambulancia hasta su tumba.

Bhutto fue asesinada en un atentado suicida en el que murieron también al menos 19 personas en Rawalpindi, suburbio de Islamabad, tras un mitin electoral de su partido, el principal de la oposición al presidente Pervez Musharraf, a dos semanas de las legislativas previstas para el 8 de enero.

La lí­der opositora recibió un disparo en el cuello antes de que el kamikaze hiciese estallar su carga en un parque de Rawalpindi, cerca de Islamabad, en el que acababa de celebrarse un acto electoral.

Cientos de miles de personas se habí­an congregado el viernes en el mausoleo donde la lí­der opositora fue sepultada.

Bhutto fue asesinada a dos semanas de las legislativas previstas para el 8 de enero, por lo que el otro lí­der opositor paquistaní­ Nawaz Sharif exigió este viernes la renuncia del presidente Musharraf y dijo que si el gobierno persiste en llevar a cabo las elecciones legislativas «conducirá al paí­s a la destrucción».

Bhutto y Sharif denunciaban desde hací­a semanas que los comicios estaban «trucados» por el sector de Musharraf para permitirle mantenerse en el poder luego de las elecciones legislativas y provinciales.

Nuevos incidentes estallaron el viernes en Pakistán, donde las autoridades temen que se agrave la ola de violencia que comenzó tras la muerte de la lí­der opositora.

Por lo menos 19 personas murieron hasta ahora en los motines y enfrentamientos callejeros ocurridos en los últimos dos dí­as, según un nuevo balance anunciado el viernes por un alto funcionario de la seguridad.

Los principales disturbios se produjeron en Peshawar, en el noroeste del paí­s, donde una multitud enardecida de simpatizantes de la ex primera ministra incendiaron un local del partido del presidente Pervez Musharraf, comprobó un periodista presente en el escenario de los incidentes.

Los Rangers, fuerzas paramilitares que cooperan con la policí­a en Karachi, recibieron orden de disparar para contener los disturbios o en caso de ataques contra edificios públicos o privados, declaró el comandante Athar Ali.

Los Rangers desplegaron 16.000 efectivos en la provincia meridional de Sind, de los cuales 10.000 están concentrados en su capital, Karachi.

En Rawalpindi, ciudad vecina de Islamabad, la policí­a utilizó gases lacrimógenos.

La situación en el resto del paí­s permanecí­a calma, pero en todas las grandes ciudades se respiraba una atmósfera de extrema tensión.

Pakistán vivió en 2007 un récord de atentados, casi todos suicidas, con saldo de casi 800 muertos.