¿Por qué el contrabando?


A grandes titulares Siglo Veintiuno publica «Autoridades consienten contrabando de huevos», respondiendo a un hecho que afecta a los principales accionistas de ese medio: las familias de Dionisio Gutiérrez y Juan Luis Bosch.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

En las múltiples páginas que le dedican al tema, evidencian la existencia de contrabando principalmente de huevos en las fronteras de La Mesilla, Huehuetenango y Tecún Umán, San Marcos, y la venta de esos productos en los mercados del occidente, tanto en Quetzaltenango, San Marcos, Quiché y Totonicapán. Señalan que la caja se vende a menor precio que la de los huevos producidos en Guatemala.

El contrabando es, sin duda alguna, un hecho ilegal pero preguntémonos por qué se produce si existe un Tratado de Libre Comercio entre México y Guatemala.

La cúpula económica, las empresas multiinversiones de los Gutiérrez que venden la mayorí­a de productos de la canasta básica, son productores eficientes, tan eficientes que han logrado que se excluyan sus productos en los tratados de libre comercio con Estados Unidos, México y otros paí­ses, logrando así­ un mercado privilegiado, cautivo, con alto precio, que no tiene competencia.

Al darse el continuo aumento de la canasta básica en el presente gobierno, los pequeños comerciantes, los consumidores, especialmente del occidente, han reaccionado; ello es el principal estí­mulo al contrabando, distinto serí­a si los precios fueran competitivos. Lo que tanto fomentan, financian y propician estas mismas personas en su prédica liberal se les está dando en la práctica, guatemaltecos que sin haber cursado la escuela primaria, mucho menos la secundaria o universitaria, saben competirles.

Los huevos, las galletas, los refrescos, las sopas, los cereales son de igual o mejor calidad en México, es más, si uno compara el tamaño y el peso de los productos encontrará que aun en la misma marca valen menos y pesan más de los que se venden aquí­.

En México estos productos pagan IVA y todos los impuestos correspondientes, gravámenes que son mayores que los que se aplican en nuestro paí­s, aún así­ su precio en promedio es del 30% menor que el de Guatemala, hecho que beneficia al consumidor mexicano y que atrae al consumidor del occidente guatemalteco.

La alternativa chapina es que los productores nacionales sean eficientes, ganen menos y reconozcan que a los pequeños empresarios, a los trabajadores hormigas es imposible detenerlos si existe el estí­mulo económico, los bajos salarios y el aumento de la canasta básica en nuestro paí­s, eso es lo que los estimula a arriesgarse, a trasladarse cargando dos cajas de huevos o llevando como balseros, productos a través del rí­o Suchiate, actividad que no dejarán de hacerla si no se les combate por medios legí­timos como es el de producir con igual o mejor calidad que el productor mexicano y con precios competitivos. El argumento de que no se paga impuestos, que el producto puede estar contaminado no detendrá a esas personas que la necesidad estimula a buscar su supervivencia.