Esperando las doce?


Cuando empezó a crecer nuestra familia con el casamiento de los hijos, junto a ellos decidimos que una forma ecuánime de celebrar la Navidad era que un año pasáramos la Nochebuena juntos y al siguiente la reunión de familia fuera para el almuerzo del 25 y de esa forma nosotros y nuestras familias polí­ticas podrí­amos tener rotativamente la oportunidad de gozar esas dos formas especiales de celebrar una fiesta tan importante. Y este año nos toca esperar las doce junto a nuestros hijos y nietos, con excepción de la familia de Oscar que quedará en Pittsburgh, posiblemente viviendo una blanca Navidad.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

Este ha sido un año especial para nosotros, sobre todo por la marca que dejó en toda la familia la violencia del atentado contra José Carlos y sus consecuencias tan desagradables que se han prolongado por más de un año y todaví­a se dejan sentir. Pero como Dios siempre compensa, también ha sido un año rico en bendiciones y especialmente debo mencionar que sigue el crecimiento de la familia con el nacimiento de Fernanda Marroquí­n Saravia y la concepción de José Andrés Marroquí­n Flores, quien vendrá al mundo dentro de poco tiempo pero ya es esperado no sólo por sus padres y abuelos, sino con igual ilusión por tí­os y primos que lo sabemos ya parte de la fiesta y la celebración.

Y como hacemos cada dos años, cuando nos toca, el más pequeño de la familia tendrá el encargo de llevar al Niño Dios a su pesebre a las doce para iniciar esa oración especial que tanto nos une. Hoy será Fernanda quien que en brazos de su mamá, encabece la pequeña procesión de los primos y mientras resuena la coheterí­a que anuncia la llegada del dí­a de la Navidad, elevaremos una plegaria simplemente para dar gracias por todas esas bendiciones que en el balance borran por completo cualquier mal sentimiento derivado de los problemas que nos haya tocado vivir.

Las familias grandes son siempre alegres y divertidas, pero también complicadas por la diversidad de gustos y preferencias. A pesar de que se compartan valores y principios, además de una misma educación, no es fácil que existan acuerdos entre los mayores, no digamos entre los pequeños, pero la Nochebuena con su espí­ritu tan especial nos hace a todos sentir que estamos para dar más que para recibir y por ello como que se facilita mucho la convivencia.

Es éste un buen momento para enviar a todos los lectores y amigos de La Hora un especial y cariñoso saludo, ratificando nuestro compromiso con ellos y con el paí­s, entendiendo que así­ como para nuestros hijos y nietos esperamos un futuro mejor y seguro, lo pretendemos para todos los que conforman esta nuestra sociedad que está tan urgida de muestras de verdadera solidaridad, de esa que hoy es tan fácil palpar pero que el 26 volverá al cajón de los recuerdos. Y lo único que le pediremos al Niño a las doce será la fuerza para mantener ese compromiso y para no claudicar en esa lucha que nos hemos impuesto por convicción profunda de que Guatemala es un paí­s que merece en realidad un mejor futuro.

Por todo ello, un abrazo para todos los lectores y los mejores deseos para todas y cada una de nuestras familias.