Introducción
Dentro de la cultura popular espiritual, la música ocupa un lugar importante. Guatemala, en particular, ha sido muy fecunda en este arte, tanto en lo que se refiere a la música erudita, occidental, como a la popular. Esta música popular, como muchos de los hechos mas arraigados en el pueblo, surge casi siempre a la par de festividades religiosas con las que guarda una estrecha relación. El pueblo canta para conmemorar el nacimiento de Cristo, para recordar su muerte, para homenajear a María y a los Santos. Cantando alaban a Dios, se comunican con EL y además así piden la intercesión de los santos.
El pueblo ha creado hermosas piezas musicales a través de músicos que el paso del tiempo va borrando de la memoria, para únicamente conservar su obra convertida ya en patrimonio de la comunidad. La música que se oye en la Cuaresma, en los Corpus y en Navidad no precisamente tradicional, en el sentido estricto de la palabra. Es mas bien popular, a pesar de que cuenta con características del fenómeno folklórico: funcional, anónima (aunque se conocen nombres de autores), colectiva, ubicada en una región geográfica, tradicional, etc. Considero que no puede ser llamada folklórica especialmente porque quienes la interpretan o la crean, no son personas que podrían llamarse populares, sino que por el contrario, han realizado estudios de música en el conservatorio e incluso han ido al extranjero. Por otro lado, esta música se interpreta con instrumentos occidentales: armonio, violines, violoncellos, flauta y voz; sin embargo, se usan además, tortugas, pitos y chinchines. Existen también partituras, copiadas a mano y escasas. Algunas de las canciones o alabados aparecen también en misales o en libros F.T.D.
El presente artículo se circunscribe al ciclo de Nochebuena, que comprende varias festividades importantes en la ciudad de Guatemala. Empieza el 7 de Diciembre, con la quema del diablo y los rezados, de los cuales el primero es el de la iglesia de la Recolección; continua con el 8 de Diciembre, en que sale el rezado de San Francisco y que reviste grandiosidad en otros lugares, tales como Ciudad Vieja, en Almolonga. El 9 del mismo mes, la imagen de la Inmaculada Concepción de Catedral realiza su recorrido anual y posteriormente se llevan a cabo otros rezados de menor importancia. La fecha del 12 de Diciembre, día de Guadalupe, también reviste esplendor. El 15 o el 16 se inician las posadas que culminan el 23 ó 24, día mayor del ciclo. Se empiezan luego las novenas del Niño Dios, que se prolongan hasta el 2 de Febrero, 2 de Candelaria y, en algunos casos, hasta el martes de Carnaval.
Diciembre es, pues, el mes más alegre para Guatemala, lo que ya fue manifestado por Ramón A. Salazar, en su libro «Tiempo Viejo. Recuerdos de mi juventud». Los rezados, el frío, el olor exquisito del pino y la manzanilla, la rebosante flor de pascua y la hoja de pacaya, los buñuelos, el ponche, los tamales, el «tututicutu», todo contribuye a que este mes sea efectivamente tierno y festivo.
Los estudios hechos sobre la música de este país se han dirigido casi solo a la música indígena de marimba, de chirimia o tun, dejando por un lado la música religiosa de la ciudad, que aunque es solamente popular y no folklórica ocupa un lugar de importancia para las clases sencillas de nuestra urbe. Trataré de que la presente contribución sea una aproximación al tema, abarcando todas las celebraciones del Ciclo de Nochebuena de una manera general, con el fin de dar un panorama amplio de la música que se escucha en esta época.
Algunos autores como Ramón A. Salazar en Tiempo Viejo y Víctor Miguel Díaz en Las Bellas Artes en Guatemala e Historia de la Música en Guatemala, se han preocupado en alguna medida de este tipo de música, aunque lo han tocado muy de paso en sus obras, mencionando nombres de autores, nombres de canciones, etc., pero sin profundizar.
A través del conocimiento de las letras de los alabados, las peticiones, las canciones, se puede conocer, de modo general, la ideología del pueblo de Guatemala: en ellas se encuentran ideas acerca de la vida, de la muerte, de su mismo concepto de la divinidad. Como sucede con muchas de nuestras más valiosas tradiciones, la música también esta sufriendo cambios, debido a la penetración cultural de que somos objeto y que tanto se ha acentuado en estos tiempos. Son pocos los músicos jóvenes que saben interpretar los geniales sonecitos posada o las cantantes que saben las viejas Aves Marías o las antiguas Peticiones. En la televisión, en la radio se oyen otras canciones que no son nuestras. La Iglesia, como institución, también tiene su parte en esta pérdida de la música tradicional; ésta impone de una u otra manera las melodías modernas que se adaptan a las nuevas disposiciones eclesiásticas y que generalmente incluyen guitarras eléctricas y que siguen un patrón establecido.
La bibliografía sobre el tema es casi nula; solo se encontraron unos pocos artículos que mencionaban la música en forma general; por ello, el artículo está hecho a base de entrevistas con músicos, cantoras, y otros informantes que me han proporcionado los valiosos datos con que se elaboró esta investigación a vuela pluma. El trabajo incluye la descripción de la música, la explicación de los términos musicales, las letras de las canciones, alabados, aves marías y Peticiones. En un principio se pretendía realizar grabaciones, pero por razones temporales no fue posible contratar a los músicos para hacerlas. Debido a que dichas fiestas se aproximan, se aprovecharan las mismas posadas, los rezados, las novenas para grabar las canciones y demás obras. Se tratará finalmente de elaborar un breve análisis del portador de este hecho popular lo que nos lleva a la conclusión de que es la clase media baja urbana la que manifiesta su devoción a través de canciones, de Nacimientos, de posadas. Los grupos subalternos también lo hacen, no así otras clases que por diversas razones que se explicaran, manifiestan su fervor religioso de manera muy diferente.
El panorama futuro de esta música es dudoso. Casi me atrevería a decir que esta a punto de desaparecer, con lo que se perderían valores musicales y literarios que son importantes para el pueblo, quien se expresa a través de su concepción del mundo y de la vida, concepción que esta cambiando, no por la acción de una cultura liberadora sino por la imposición de costumbres que no son nuestras, que no son mas que el resultado de muchos otros factores tales como la penetración de culturas extranjerizantes y el carácter eminentemente comercial que la Navidad ha adquirido, hecho en el que se evidencia una vez más nuestra elevada dependencia económica.
La misma situación económica a nivel familiar no permite ya que muchas personas inviertan dinero en «poner» música en sus novenas o en las posadas, aunque en estas generalmente los que cantan son los asistentes a la misma, con lo que poco a poco y el correr del tiempo han disminuido las «cantadas». Sin embargo, en los rezados aún podemos escuchar en todo su esplendor los sones, las marchas militares, los pasos dobles con que se alegra a la Virgen de Concepción, rezado de San Francisco. En las iglesias más tradicionales de la ciudad se hacen novenas, en las que cantan los feligreses, que son casi siempre mujeres, que no han hecho estudios de este arte, pero que han aprendido por tradición y por el ejemplo los alabados y las diversas manifestaciones de la música en esta época del año. Hay una conclusión muy acertada y bellamente enunciada acerca de «las cosas del pueblo», a la que llegó Gonzalo Mejía, la cual creo necesario citar: «Detrás de todo, un pueblo se divierte, gime, reza, vive».
Y Ramón A. Salazar ha dicho: «Al oír de lejos los ecos de aquel pueblo entusiasmado, cualquiera habría comprendido que este pueblo pasaba por una de sus horas felices. Y en efecto, lo era. Con la fe en el pecho, música en los aires, luces en el ambiente, allá en los altos de un cielo estrellado y profundo, aquí en la tierra una inalterable paz, este pueblo, olvidando sus penas, se entregaba, aunque fuese por pocas horas, a la alegría y al regocijo».
Definiciones
Las melodías que se cantan o se tocan en las festividades navideñas son siempre de carácter alegre, vivaz. Entre las mismas tenemos las siguientes:
Canción
La canción es una estrofa que a veces coincide con la décima y a veces con las estrofas de ocho versos de arte menor (octava). Las estrofas de una canción tienen unidad temática entre ellas y cada una posee una rima propia, rima que se ve continuada por otras estrofas que se constituyen en el coro (lo que contesta el pueblo), quien se une a la estrofa primera y cierra el tema. La canción sigue una tendencia poética del Siglo de Oro español, que fue utilizada por Santa Teresa, Góngora y Quevedo.
En Guatemala se han hecho canciones para la Virgen, para el Niño y hay también las llamadas canciones de Pasión. Las canciones de la Virgen en el siglo pasado formaban parte de la novena del Niño Dios y se cantaban después de la oración para todos los días; la canción para cada día es diferente y el coro igual para todas las estrofas. Actualmente se ha modificado esta novena y las canciones de la Virgen ya no se cantan en aquella sino entre los misterios del Rosario o, bien, al final. Ejemplo:
Estrofa: De una virgen celestial,
Concebida sin pecado,
Ardiendo en amor sagrado,
Naciste Dios inmortal.
Este favor sin igual
Celebran hoy las criaturas.
Coro:Y los íngeles repitan:
Gloria a Dios en las Alturas.
El tema de estas canciones es único; todas alaban a la Virgen María, describen su belleza y sus virtudes y narran poéticamente el nacimiento de Jesús. Las canciones se cantan entre cada uno de los cinco misterios del Rosario. La cantora o «cantadora» como se decía hace muchos años, canta la estrofa y los asistentes a las novenas contestaban en coro.
Son de Pascua
El son de Pascua es una melodía a ritmo de 6 x 8. El son de Pascua es interpretado por las bandas que van en los rezados, durante el recorrido de los mismos, y se tocan también en las novenas de Concepción y del Niño Dios, mientras el pueblo reza las aves marías de los misterios.
Hay sones clásicos y regionales. Los sones clásicos son siempre los más antiguos y los regionales son más modernos, copias de los modelos indígenas. Entre los primeros están: Fin de Siglo, Noche Buena (del cual hay dos versiones), El Pavo. Entre los sones regionales: El Costumbro, El Carnicero, La Rabia de los Micos, El Sanjuanero. Otros sones son: El Chur, Tu Mismo Sangro, El Barquito, Juan Diego, Virgen de Guadalupe, El Mishito, Pitos y Tortugas, Ishtía Mía.
Aves Marías
Las Aves Marías se cantan al final del rezo del rosario; son propiamente la misma oración del Ave María a la que se le ha puesto música. Sin embargo, en muchas ocasiones, a esta oración se le ha añadido un verso, siempre en alabanza de María, y las aves marías que así se cantan reciben el nombre de aves marías rellenas. Estos poemas son de una gran belleza literaria. Manifiestan además mucho de la manera de pensar y de sentir de la gente: sus ideas sobre la muerte, sobre la esperanza en la otra vida, su amor tan arraigado por la Virgen. En realidad, Guatemala ha sido siempre eminentemente mariana; su devoción por María ha sido inspiración no solo de aves marías, sino de canciones, alabados, peticiones, etc. Entre las aves marías rellenas tenemos: Madre Mía Amantísima, Consuelo y Refugio.
Letanías
Después de las aves marías, se reza la Salve y a continuación se canta la letanía en latín. Las letanías tienen musicalmente una estructura definida, no así literalmente, ya que la letra, (debido a que las letanías son en resumen diferentes maneras de llamar a la Virgen María cuando las mismas están dedicadas a ella), no se repite, sino que avanza en orden. Los primeros vocativos: Señor ten piedad; Cristo ten piedad, entre otros, en latín, son cantados alternativamente por el solista y los asistentes a la novena; cuando empieza la parte principal cambia la música, primero monótona y aquí muy festiva. El solista canta aproximadamente diez frases: Santa María, Santa Dei Genitris, Santa Virgo Virginum, Mater Christe, con una música alegre y el pueblo contesta con una melodía bastante monótona la frase que continua donde ha terminado el solista. Esto se repite a través de toda la letanía, hasta terminarla nuevamente con música monótona, con el Cordero de Dios.
Las letanías aunque son diferentes no reciben nombres específicos, las únicas que tienen un nombre son las llamadas Italianas.
Peticiones
Durante el transcurso de la lectura de la novena, lo cual se hace después de las letanías, hay un momento que esta dedicado a cada persona de las que asisten al rezo, pida al santo celebrado alguna gracia o favor; a esto se llama Petición y para dicho momento se han creado muchos poemas especiales con música igualmente festiva, tanto para Concepción como para Navidad. El tema de las peticiones a la Virgen es siempre una muestra de respeto, de devoción, de alabanza y las peticiones para el Niño Dios son más bien tiernas y mimosas. La petición no tiene coro; es siempre un tema cerrado que se desarrolla en la misma. Puede ser un soneto o una sucesión de redondillas. No tiene una estructura de versos definida. Entre las peticiones más bellas para la Virgen tenemos: Los Tres Amores; Reír Llorando; Tu Nombre Señora; Si el Sol es tan grato. Y para el Niño, Quiero Dormirte Bien Mío.
En muchas ocasiones, en lugar de estas peticiones se cantan obras más eruditas, como Noche de Paz para la novena del Niño Dios y para la Virgen de Concepción, el Ave María de Franz Schubert o de Charles Gounod.
Alabado
El alabado es una melodía construida a ritmo de 4 x 4. En él hay alternancia de solista y de coro, las estrofas que se cantan desarrollan un tema o dos temas hasta el final y se ven interrumpidas por el coro, que contesta siempre con estrofas que complementan las anteriores. El alabado va bien hilado. No hay una diferencia esencial entre la canción y el alabado. Generalmente la diferencia es más bien de ubicación: la canción se canta entre los misterios del rosario y el alabado se canta al final de la novena, para terminar la misma con una alabanza a la imagen celebrada. Muchas de las letras, tanto de las canciones como de los alabados, son sencillamente una descripción de las bondades de la Virgen o de las virtudes de Dios, etc., pero a veces se encuentran estrofas que demuestran cierto contenido teológico, como ésta:
Porque Tú, Virgen y Madre, que
Llevaste en tu vientre al que dijo
Haya luz y hubo luz…
Frases que demuestran un conocimiento sobre la Biblia, con lo que se deduce que su autor era una persona culta, quizá un sacerdote. En los rezados, los alabados cantados por las personas asistentes se alternan con los que toca la banda, la cual interpreta también sones y marchas. Los alabados, como su nombre lo indica, constituyen una alabanza y los hay para la Concepción y el Niño. Finalmente, podemos decir que, entre las canciones, alabados y sones de Pascua que se cantan para la Concepción y Navidad o para las Posadas, hay muchas de autores desconocidos pero hay también bastantes cuyos creadores si se recuerdan.
Muchos de ellos son del siglo XIX y otros, pocos, viven todavía. La producción de varios se dedicó sólo a un determinado tipo de melodía y la de otros abarcó varios tipos: sones, alabados, etc., Los autores que más se conocen son los de los sones de Pascua ya que los de las canciones, letanías o alabados se han olvidado. Nunca se ha escrito ninguna biografía de estos músicos, por lo que se conoce muy poco de sus vidas. En general, son de extracción humilde y se hicieron músicos por tradición, influencia familiar o en la escuela de sustitutos o el conservatorio.
Entre los grandes autores del siglo pasado, muy celebrados por algunos escritores como Ramón A. Salazar, están Vicente y Benedicto Sáenz. Vicente llegó a distinguirse principalmente por sus sones para la Nochebuena, mientras que Benedicto se dedicó a la música religiosa para la época de la Pasión.
Otro autor de sones es don Belarmino Molina, ya en el siglo XX, entre los que se encuentra El Sanjuanero. Lamentablemente no se recuerdan con exactitud los nombres de las obras tanto de Vicente Sáenz como de Belarmino Molina; es decir, se sabe que ellos hicieron sones, pero no se sabe cuáles de los numerosos que existen.
Otros autores del siglo XX son Humberto Paniagua y Gilberto Paniagua, de familia de gran tradición musical. Humberto fue maestro de capilla del Santuario de Guadalupe y ambos crearon muy bellas Aves Marías, al igual que Miguel Zaltrón y José La Fuente, quien además es autor de una hermosa petición que se llama Reír Llorando, dedicada a la Virgen.
Uno de los autores más conocidos es Luis Escobar Flores, que ha escrito varios sones entre los que hay uno llamado El Gorgeo, inspirado precisamente en el canto de un pajarito según él mismo se refirió. Nació el 11 de octubre de 1892 y falleció en la segunda mitad del siglo XX. Este músico se dedicaba a organizar las bandas musicales para los rezados, en lo que ponía mucha seriedad e interés.
En realidad, es demasiado poco lo que se puede hablar de los autores de la música tradicional de Nochebuena de Guatemala, porque se requiere primeramente de una investigación más amplia sobre los mismos y sus vidas, y luego, porque no se sabe a qué autores corresponden las obras, lo que no permite mayor información.