Canción


Hace algunos años quedó documentado que, un excelente músico (aunque otras fuentes decí­an que era, en realidad, un excelente amante) habí­a encontrado la melodí­a perfecta. Para los que aún son muy jóvenes, y no vivieron la época, durante el siglo XXI surgió el mito de que una canción podrí­a resumir todas las emociones del mundo: tristeza, alegrí­a, corrupción, un grito de eureka, etc.

Mario Cordero
mcordero@lahora.com.gt

Fue durante el siglo posterior, en que los musicólogos consideraron que ése talvez no era un mito, sino una realidad inminente. Los estudios se iniciaron; muchos estudiosos se animaron a intentarlo, una vez destruido el mito de que no podrí­a existir el crimen perfecto, especialmente después de que muchos polí­ticos, y algunos gobernantes, habí­an demostrado lo contrario.

Pues, bien, luego de que muchos músicos habí­an estado «cerca» de crear la melodí­a perfecta (que resumiera todos los sentimientos), como Close to you de The Carpenters, la Rapsodia turca o el tema de Darth Vader en las quince pelí­culas de La Guerra de las Galaxias, hubo un autor, el que referí­a al principio, que logró descifrar el problema, y desatar el nudo gordiano de la música.

Su criterio fue que debí­a dejar a un lado la concepción de que se podrí­an reunir todos los sentimientos al mismo tiempo; concibió una melodí­a que, según el estado de ánimo del músico, podrí­a transformarse, incluso, sugirió un complejo sistema de cambios para que un ejecutante normal de la música pudiera tocar el sentimiento que él quisiera.

Es decir, el truco que encontró fue que una misma melodí­a pudiera ser ejecutada con la influencia de cualquier sentimiento, y que reflejara en realidad ese sentimiento, sin confusión alguna de quien escuchare.

Pero, el verdadero problema fue encontrarle letra a esa canción, y que siguiera con su caracterí­stica de poder representar a cualquier canción.

Con ayuda de un lingí¼ista cubano y un taxista neoyorquino, logró crear, también, la letra perfecta para la canción perfecta.

La letra era una mezcla de todos los idiomas. Estudiaron mucho sobre los efectos que tení­a cada fonema en la psique de las personas, y lograron crearla así­:

Ru tei gua ti floritaaaaa, u mey, uhhhh. Gua te, si li floritaaaa, tu mei mi.

De hecho, encontraron que un lingí¼ista ya habí­a considerado los efectos de las vocales en su relación con los sentimientos de las personas, por lo que se sintieron muy contentos de que habí­an coincidido en casi todos los efectos, menos en la «a».

Pero, esto les sirvió para poder realizar algunos matices a la canción. Por ejemplo, si las vocales eran sustituidas todas por la «e», entonces la canción podrí­a representar el sentimiento de la victoria:

Re tee gee ei flereteeeee, e mee, ehhhh. Gee te, se le flereteeee, te mee me.

Si era sustituido por la «i», entonces darí­a la sensación de asco:

Ri tii gii ti fliritiiiii, i miy, ihhhh. Gii ti, si li fliritiiii, ti mii mi.

Por la «u», la más completa armoní­a:

Ru tuu guu tu flurutuuuuu, u muu, uhhhh. Guu tu, su lu flurutuuuu, tu muu mu.

Y por la «o», el sonido del silencio:

Ro too goo to florotooooo, o moo, ohhhh. Goo to, so lo florotoooo, to moo mo.

También, para darle sabor europeo, se suprimí­an todas las vocales:

Rtgtflrtmhhhhgtslflrttmm.

Se querí­a usarse para exaltar los sentimientos patrióticos, y enviar a jóvenes muchachos a las trincheras, se sustituí­an todas las consonantes por «r» (y entre más erres mejor):

Rrrrru rrei rua ri frorirrrrrraaaaa, rrru rrrey, rrrrurrr. rrrrua rre, rri rri frorirrrraaaa, ru rei rrirrrrrrrrrrrrrr.

La canción tuvo tanto éxito, que la mayorí­a de gente se hastí­o de escucharla tantas veces y con tantas variantes, por lo que se legisló para que se quemaran públicamente todas las grabaciones en cualquier formato de esta melodí­a, por lo que cobrara nuevos brí­os, y volví­a a ser escuchada en la clandestinidad, y se convirtió en un himno de la época (eso sí­, todas las consonantes debí­an ser sustituidas por la «p», y las vocales por la «a»). Luego, cuando caí­a derrocado el gobierno que decretó la prohibición de la melodí­a, surgí­an en todas las emisoras programas sobre música del recuerdo, en donde esta melodí­a era el jingle de identificación (sólo se sustituí­an las consonantes por «gl»).

Así­ sobrevivió la canción por muchas épocas, y cada vez que surgí­a un sentimiento nuevo, como el que surgió en todas las personas del mundo cuando declararon que Plutón no era planeta, los músicos se esmeraban en conseguir la combinación para poder conseguir ese sentimiento, con sólo cambiar alguna consonante, o dos o tres vocales.

Además de la letra, algunas personas realmente disfrutaban de la versión instrumental de la melodí­a. Pero, para ello, se debí­an utilizar efectos sonoros para transformarla en el sentimiento adecuado. Por ejemplo, si se querí­a reflejar la locura, debí­a interpretarse con piano (como Chopin); o si se querí­a interpretar la sublimación de todos los sentimientos, se debí­a tocar con trompeta.

Si un músico se sentí­a mal porque un hijo suyo se murió de hambre, debido a que el músico siempre será músico, y por lo mismo no conseguí­a un buen trabajo, y la pobreza era la causa de la desnutrición de su hijo, y querí­a reflejar ese sentimiento, entonces debí­a interpretarla tono y medio abajo.

Si se utilizaba para flirtear, sólo con bemoles; si se utilizaba para bailar, una octava arriba; si se utilizaba para marchas fúnebres, debí­a alargarse cada nota lo más posible, especialmente si se utilizaba un instrumento de viento, con el cual se podí­an utilizar dos personas para que, mientras uno soplaba, el otro tomaba aire y lo remplazaba en la siguiente nota.

Los crí­ticos de la música lograron encontrar el tema de la canción, y definieron que era éste:

do do do sol la