A partir de esta semana, quisiera enfocarme en este espacio en dos o tres temas que aborden la problemática de la literatura guatemalteca en general, en todo su concepto, es decir, desde su gestación hasta su comercialización. Empiezo por las reseñas literarias publicadas en los medios de comunicación escrita, debido a que es lo más cercano a mí por el momento.
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Las reseñas se han caracterizado, más bien, por responder a intereses personales o de las librerías, exaltando libros, con tal de persuadir a los lectores para comprarlos.
Quisiera resaltar dos artículos escritos en la Internet sobre el tema. Uno es del escritor guatemalteco Ronald Flores (www.ronaldflores.com) y el otro del poeta guatemalteco Julio Serrano (http://www.julitoserrano.blogspot.com/).
Para Flores, «las reseñas pueden contribuir a invitar a los lectores a la importante producción literaria del país, en el más amplio sentido de la frase y no limitarse a comentar los libros que publican los allegados o familiares», comentó Flores.
Para Julio Serrano, Guatemala padece de la poca costumbre de la crítica literaria. «El tema entonces es la dinámica crítica-creación-infraestructura cultural; las quejas, en general, son: 1) que no hay un aparato crítico para la literatura guatemalteca contemporánea; 2) que no existen aparatos de difusión, y 3) que no hay una infraestructura cultural que permita todo lo anterior», enumeró los problemas.
Con base en esos dos artículos, realicé una lista de los problemas más comunes de las reseñas y la crítica literaria en Guatemala, las cuales se pueden enumerar de la siguiente forma:
1. Poca participación: «Los autores deberían participar mucho más de lo que piensan, en la intervención de la cultura para posibilitar condiciones que permitan un cambio» (Julio Serrano). La literatura necesita de un enorme aparato, que va desde las habilidades para escribir, hasta la apertura de los medios de comunicación y las editoriales, pasando por la aceptación del público y su capacidad lectora. En todo este aparato, serán contadas las personas que participan.
2. Pocas reseñas para guatemaltecos: «Por eso mismo, me gustaría invitar a los reseñistas a que con mayor frecuencia comenten las obras guatemaltecas de actualidad. Por supuesto que estar enterados de lo que se produce en otros países también es enriquecedor, pero me parece crucial referirse a la producción contemporánea del país.» (Ronald Flores) Hay poco espacio para las reseñas, y cuando se tiene se prefiere en muchas ocasiones a la literatura extranjera. En Guatemala también se puede hacer buena crítica sobre extranjeros. Pero, en el extranjero realmente pocos se ocupan de nuestra literatura.
3. Crítica desbalanceada: «No se trata de abundar en las descalificaciones gratuitas o en las adulaciones hiperbólicas, común intercambio de posturas en los medios guatemaltecos, sino de llevar a cabo un ejercicio crítico balanceado, informado, que aporte elementos a los eventuales lectores sobre la cada vez más dinámica literatura guatemalteca.» (Ronald Flores) Como todo en esta vida, nada puede ser completamente bueno o malo; es deber del reseñista señalar ambas cosas. Además, los calificativos exagerados rápidamente decepcionan al lector, quien al leer la obra reseñada, podría darse cuenta del «engaño».
4. El texto como pretexto: «Con frecuencia, abundan sobre sí mismos y sus experiencias de lecturas no profundizan en la obra que supuestamente están comentando.» (Ronald Flores) «Sí, Ronald (Flores), como escritor y como académico, rebatió la exposición de Amílcar Dávila; sus argumentos (de Dávila), fundamentados en sus múltiples y complejas lecturas y referentes, parecieron chocantes más de una vez.» (Julio Serrano) Habitualmente, la obra reseñada sólo sirve para que el reseñista demuestre toda su erudición, pero sin describir lo que realmente dice la obra, ni señalar sus características.
5. Poca preparación académica: «Además, señalar que el entusiasmo, aunque esencial, no es suficiente para elaborar un comentario informado sobre una obra, un autor, una tendencia literaria. Considero apropiado formarse en los elementos básicos de la crítica literaria, preferentemente en las herramientas teóricas contemporáneas. (…) Desafortunadamente, un buen número de los reseñistas actuales tan sólo cuentan con una formación empírica, con el entusiasmo (o saña) para comentar la producción de sus contemporáneos.» (Ronald Flores) El reseñista habitual en Guatemala no tiene los estudios académicos para escribir sobre literatura; normalmente, se cree que un escritor que presume de sus «lecturas exóticas», sería buen reseñista.
6. Poca tolerancia: una buena reseña debe indicar los aciertos y los errores de los libros, a manera de construir una cultura literaria, tanto en el autor reseñado, como en los escritores en potencia que leen las reseñas, que buscan formarse a través de ellas. Sin embargo, al señalar los errores, la mayoría de autores no aceptan los comentarios negativos.
7. No son constructivas: las reseñas no suelen construir nada para la literatura guatemalteca. En conclusión, el reseñista debe preguntarse, antes de publicar, ¿construye mi reseña algo para la cultura literaria?, y si la respuesta es sí (es decir, que no pasó por el amiguismo o por el odio hacia el autor), entonces debe publicarse. (http://diarioparanoico.blogspot.com/)