Cuento de Matí­as Alejandro Cravero


Desde Ushuaia, Tierra del Fuego, emerge la obra del escritor argentino Matí­as Alejandro Cravero (Córdoba, 1976). Sabemos que Matí­as es profesor de historia y ha publicado dos libros, Dulces infortunios (cuentos, de donde procede «Ecléctico y confuso», 2004) y Principio de incertidumbre (poesí­a, 2006). Participó en Buenos Aires del lanzamiento de «Lanuela poesí­a hispanoamericana», evento coordinado por los poetas Leo Zelada y Manuel Lozano en 2005. Ese mismo año algunos de sus poemas fueron publicados en la revista Rodia, de Ushuaia. Su creación literaria, donde la filosofí­a inquieta a una aparente cotidianidad, se difunde en la página www.invocandoacaliope.com.ar.(Eddy Roma)

Elmer Telon
etelon@lahora.com.gt

Ecléctico y confuso

?Somos farsantes, carecemos de certezas que vayan más allá de las declamaciones que hacemos. Aún esta afirmación es falaz, pero debo expresarla, es indeclinable en mí­ la necesidad de develar nuestra duplicidad.

?Sí­, por supuesto? yo sostengo que no existen verdades absolutas, pero un puñado de verdades flexibles y provisorias, son imprescindibles para vivir con cierto marco de contención.

?¡Sandra, Sandra!, yo tengo una pregunta para hacerle al señor.

?Bueno, querida, a ver, qué es lo que querés saber.

?í‰l dice que le encanta comer gatos y que sólo caza a los callejeros. ¿Pero cómo está ciento por ciento seguro de que el gato es callejero? Podrí­a simplemente estar perdido.

?Bien, esa es una pregunta interesante. ¿Cómo hacés, Alberto, para estar seguro?

?Observen ahora en la repetición, cómo transporta el esférico hasta el banderí­n del córner, levanta después la cabeza y, cuando percibe que «dragón» Rodrí­guez ingresa sólo por el centro del área, le otorga en forma de centro, un pase justo para una definición igual de precisa.

?Disculpame, Ricardo, pero a mi entender el pase no fue muy preciso que digamos. Es el «dragón» el que hace fácil la jugada, por la forma en que acomoda su cuerpo antes de rematar.

?Después coloquen dos cucharaditas de cianuro. Recuerden al pálido hortelano y su fuga emponzoñada. ¡Ay de él! Luego remuevan todo con cariño y mucho empeño.

?¡Claro que sí­, Roberta!,y como siempre decimos, recuerden que una barriga satisfecha alegra el alma.

?Así­ es, y no olvidar nunca que la economí­a debe estar para servir a las personas y no las personas para servir a la economí­a.

?Si me permití­s, yo quisiera agregar que, como dice Manfred Max Neef, el neoliberalismo es una nueva religión. Su Vaticano tripartito se distribuye entre la Organización Mundial de Comercio, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

?Conocemos tu genoma, sabemos cuál es el teléfono celular que va con vos, la gaseosa que te inyecta energí­a, la pasta dental que te seduce, el automóvil que pulveriza la lentitud de tus horas. Las cosas te atraen, quieren que las mires, que las toques, te están llamando?

?El último gato que me comí­ era un persa blanco de carne tersa y deliciosa. De todas maneras el secreto siempre está en las especias. Es un tipo de alimento que requiere un sazonamiento especial.

?En las tribunas rugen, insultan, babean, saltan, hay sensación de gol, hay éxtasis de gol. Moreno hace circular la pelota, es el cerebro, quien reparte el juego.

?En efecto, mi querido Willy Negroponte. Pero ahora es Martí­nez el que toca para el «Boliyo», el «Boliyo» gambetea a un rival, levanta la cabeza, no encuentra compañero desmarcado?

?Porque te amo, Luis, porque teamo tengo que dejarte. Yo sé muy bien que tu esposa nunca nos permitirá ser felices.

?Estás equivocada, Beatriz. Juntos podemos superar todos los obstáculos. Juntos podemos escupir en el rostro de Dios.

?¡Oh calla!, demasiados enemigos tenemos para enfrentarnos además con el Señor. Calla y escucha? lo nuestro sólo fue una fugaz primavera? debemos olvidar lo que sentimos? no tenemos derecho a ser tan egoí­stas.

?Ordenadores portátiles, filmadoras digitales, lavavajillas programables, un mundo de cosas que te están llamando, un mundo de cosas quiere que lo mirés?

?La farsa implica fundamentalmente el ocultamiento del vací­o. Laí¯di escribió, «nuestras sociedades pretenden que la urgencia de los problemas les impide reflexionar sobre un proyecto, mientras que en realidad es la ausencia total de perspectivas lo que las hace esclavas de la urgencia».

?Aquí­ ya no estoy de acuerdo. Durante la modernidad abundaron los proyectos y puedo afirmar que a la larga todos fueron pésimos. El presente despojado de proyección me atrae, me fascina.

?Entonces ya no quiero vivir, prefiero que las Moiras me arranquen el corazón y lo devoren ante mis ojos.

?No, Luis, no me toques quedes fallezco. ¿Para qué herirnos vanamente?

?Vértigo, lujo y terciopelo. Superación de las oposiciones, información y conocimiento. Indiferencia, simulacro y creatividad. Ironí­a, denegación y deconstrucción. Publicidad, transhombre y fin de la estética. Sierpes de la hipermodernidad fluyendo.

?Son formas de pago muy accesibles. Efectivo, cheques personales y de mostrador, giro postal, tarjeta de crédito y de débito presencial.

La madre preocupada sale de la cama. Baja las escaleras y le habla con calma; gestos de suave regaño acompañan sus palabras:

?Mañana tenés que levantarte temprano. Ya basta de zapping, apagá el televisor y a dormir.