Hoy, hace 40 años, habría sido capturado en la Sierra de las Minas el poeta Otto René Castillo, junto con su compañera de amores Nora Paiz, para luego ser fusilados, junto con campesinos, el 23 de marzo de 1967.
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Otto René era esencialmente un poeta, con una gran capacidad para escribir. Unos tres años antes, había regresado a Guatemala, luego de estudiar por muchos años en Europa, donde habría mamado directamente de las ubres de los grandes poetas de ese entonces.
Sin embargo, en esa época, Europa vivía conflictos políticos, particularmente por la Guerra Fría, que polarizó el mundo en derecha e izquierda. Varios artistas habrían asumido una actitud crítica en contra de la confrontación, pero sobre todo en contra de la muerte y la destrucción que creaban los gobiernos dictatoriales.
Otto René habrá conocido en esos rumbos la poesía del español Miguel Hernández, la cual se caracterizaba por un profundo sentido social, en favor de la gente que sufre.
Por tal razón, Otto René habrá reconocido que no podía seguir en Europa, cuando su patria lo necesitaba. Y qué mejor aporte que el de su poesía.
Sus versos, sus rimas, su métrica, sus metáforas, no son, ciertamente, las mejores; pero fue la poesía adecuada que Guatemala necesitaba en ese momento; una poesía en favor de la gente, en favor de la vida, y en contra de la muerte.
A 40 años de su muerte, un tributo a Otto René Castillo, el poeta de la lucha armada, que le dio la espalda a la comodidad y al pomposo mundo europeo del arte, para venir a morir en la montaña por su país.