Lectura y éxito escolar


El presente libro editado por el Fondo de Cultura Económica deberí­a ser obra obligada para los profesores de primaria, un vademécum o una especie de Biblia para los amantes de las ciencias de la educación. El libro no es una simple declaratoria respecto a la relación que hay entre lectura y éxito escolar, sino una exposición muy bien documentada del proceso por el que atraviesan los niños (o los lectores en general) para leer. Revisemos las virtudes y defectos del texto.

Eduardo Blandón

El primer voto a favor del libro es la sencillez con que se explica cada uno de los pasos por los que atraviesa un lector en el proceso de aprendizaje. Jamet, con pericia didáctica, describe cómo se realiza el reconocimiento visual de las palabras, cuál es la ruta de la verbalización, cómo se da la comprensión y, finalmente, advierte los principales problemas que hay que evitar en la enseñanza de la lectura. Cada capí­tulo es breve y trata de fundamentar sus afirmaciones con investigaciones cientí­ficas.

Por aparte, debe decirse que es un libro en el que se intenta incursionar en el tema de la lectura sin tratar de ser exhaustivo, pero evitando la superficialidad o la simplificación excesiva. La obra da la impresión que guarda un equilibrio entre las de carácter más detallado y minucioso y las vulgares escritas para «dummies». Cada capí­tulo tiene a lo sumo seis páginas y va acompañado de esquemas, cuadros estadí­sticos y dibujos que contribuyen a un mejor entendimiento de la teorí­a expuesta. Al final de cada capí­tulo, en otra virtud del libro, hay también un pequeño recuadro donde se sitúan las tres o cuatro ideas centrales de lo estudiado. Esto es positivo porque ayuda al lector a recordar cuáles son las ideas más importantes y dignas de fijarse en la memoria.

Un par de cosas más. La obra es de reciente publicación (1997). Esto representa cierta garantí­a respecto a una información relativamente fresca, novedosa y útil para su aplicación. Finalmente, el libro continuamente parece querer contradecir algunos mitos divulgados en torno a la lectura ?uno de ellos es el que afirma que la lectura en voz alta es perniciosa o que la longitud visual sea determinante para la lectura rápida y comprensiva?. Esta desmitificación contribuye a la reflexión tanto de los profesores, respecto a cómo se enseña, como de los lectores individuales para evitar posibles defectos.

Evidentemente, no hay obras perfectas. Señalo a continuación algunas limitaciones. En primer lugar, al ser el libro una traducción del francés (el tí­tulo original es Lecture et réussite scolaire) muchos de los ejemplos vienen del mundo galo. Esto a veces se convierte en un obstáculo para la buena comprensión de lo que Jamet trata de explicar. Por otro lado, en un segundo momento, el texto a veces usa un lenguaje muy técnico que, aunque trata de evitarlo al máximo, no lo realiza absolutamente. Como resultado de esto (y a pesar que hay un «pequeño glosario para no iniciados») el texto puede en ocasiones complicar la lectura.

Para terminar, uno quisiera encontrar en un texto una cantidad generosa de bibliografí­a para estudios complementarios, sin embargo esto escasea en el libro. Al final lo que aparece es como Jamet mismo titula, una «bibliografí­a sumaria». Un pequeño recuento de libros que bien, quizá, podrí­an ser útiles.

De cualquier forma, el libro es interesante (como todos los que se comentan en esta página). Jamet dice que el texto (lectura) acompañado por imágenes (manual) son recursos privilegiados de aprendizaje. «Uno de los motivos de esa superioridad es que la lectura permite regresar a partes anteriores del texto leí­do». Esto lo confirma con una investigación realizada por Alain Lieury en la que se demuestra el poco nivel de retención ?memorización? de los estudiantes cuando se les somete a la televisión, a un curso oral con cuadros, simplemente oral o, incluso, a la televisión muda.

En otro orden, la escritora dice que el nivel de exposición a la lectura es el mejor modo para predecir el nivel de cultura general; «supera inclusive las medidas de nivel intelectual». Jamet dice que los resultados obtenidos por Stanovich y Cunningham corrobora lo dicho: la cultura general no se logra con la exposición a la televisión ni está relacionada necesariamente con la inteligencia, sino por la cantidad de tiempo destinada a la lectura.

«Keith Stanovich y sus colaboradores constatan que el tiempo de lectura declarado por adultos explica en gran medida su nivel de conocimiento general y de vocabulario, incluso cuando se anulan los efectos de grupo etario, nivel sociocultural u otras variables de este tipo mediante técnicas estadí­sticas complejas. Y cuando se conoce la parte explicativa de los conocimientos enciclopédicos en los logros escolares, se comprende mejor el interés primordial de la lectura».

Con todo, el escritor trata de demostrar la importancia de la lectura en el desenvolvimiento intelectual del estudiante o del lector en general. Pero leer es todo un reto, un ejercicio que cuanto más se frecuenta se realiza mejor. Uno se vuelve zapatero haciendo zapatos.

«El análisis de resultados deja en evidencia que el tiempo de lectura permite predecir con mucha eficacia no sólo el nivel de lectura del niño, sino también su avance durante la escolaridad. Expresado de otro modo: cuantos más libros se leen, mejor se lee y más se avanza».

Por lo anterior, es necesario que los padres en el hogar contribuyan al ejercicio lector de los estudiantes. Aquí­ sucede un fenómeno curioso, dice el autor, porque la brecha de quienes más y mejor leen se ensancha enormemente con el transcurrir del tiempo respecto a los que leen mal y poco.

«Keith Stanovich acuñó para ese proceso la denominación ’efecto Mateo’. Es una referencia a un texto bí­blico en el que se describe a los pobres, que cada vez se vuelven más pobres, y a los ricos, cada vez más ricos. Adaptado al problema del aprendizaje de la lectura, eso revela una dolorosa realidad. Las brechas entre buenos y malos lectores se ampliarán durante el transcurso de la escolaridad».

En conclusión, es importante la lectura desde todo punto de vista. Quizá ya lo sabí­amos, pero encontrar estudios que lo fundamenten es valioso. Lea entonces y ayude a sus hijos siendo su ejemplo y regalando libros. Es una muy buena inversión.