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Si fracasas en algo busca la causa e inténtalo nuevamente con más fuerza y entusiasmo, así comprenderás que tu éxito no es más que el último fracaso al cual venciste con tu trabajo y tu constancia.
Si después de luchar obtienes el triunfo pero no permités que éste te haga perder la humildad, estarás forjando en tu alma la simiente de un vencedor.
Si quieres tener un espíritu hermoso habla siempre con prudencia, limita el sueño y la comida y haz del trabajo tu insignia. Si tu conciencia te dice que estás en lo correcto, no te dejes vencer por lo que digan o piensen los demás sobre tus actos.
Trata de ser sencillo en todo; en tu conversación sé parco y avaro en la censura, vigila tu manera de vivir y tus gastos, esto es algo de lo que no te arrepentirás.
Analiza lo que hiciste hoy, separa lo bueno de lo malo. Trata de que predomine lo primero y que cada día disminuya lo segundo.
Tienes el compromiso de ser sincero y honrado contigo mismo y con los demás; pero debes saber que la única forma de cumplirlo es ir acompañado siempre de la verdad.
Y sé leal contigo mismo para que lo puedas ser con otros, para que de ti aprendan y seas ejemplo digno de imitación.
Vive y trabaja no sólo para ser algo más,
sino para serlo mejor.