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Cuando hay carencia de amor, ese vacío en el corazón obliga al espí¬ritu a un suicidio lento y silencioso. Suicidios disfrazados de indiferencia en los que el alma muere un poco día a día.
¿Dónde crees tú que se originan los trastornos y enfermedades de los espí¬ritus acongojados? ¿Dónde, sino en la tremenda soledad que convierte este valle de lágrimas en un valle de amargados? Espíritus reptando por el triste camino de la vida, que no tienen el consuelo de la mano la mano insospecada que se tiende a su paso, sin una esperanza que les aguarde al final.
¿Sentiste de niño alguna vez el terror de perderte en una noche oscura y la paralizante sensación de que algo te acechaba? Es la horrible experiencia de vivir la vida sin amor.
Es la amarga desesperación de no sentirse amado, de tener que sufrir las amarguras solo, de no tener en quien volcar tu corazón…
El amor es el alimento del alma,
y su hambre es más grande que la
del cuerpo!