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Cómo duele Señor, ver los campos infértiles a falta de quien los cultive, mientras la mano del hombre empuña las armas para matar a su hermano.
Cómo duele señor, ver al rico que de su abundancia desecha comida y vestidos, mientras el mendigo muere de hambre y de frío.
Cómo duele Señor, ver el llanto de la esposa que anhela arrullar en sus brazos al hijo que nunca tendrá, mientras otras mujeres por su insensatez y cobardía desechan el fruto sagrado de su amor ficticio.
Cómo duele Señor, ver a hermanos arrastrarse por tierra, a falta de piernas y pies, mientras los que los tienen van caminando por el mundo sembrando temor, odio y dolor.
Cómo duele Señor, ver que hay seres detrás de las rejas, encerrados por ser retrasados mentales, mientras los que poseen inteligencia la utilizan para encontrar la forma de destruirse entre hermanos.
Cómo duele Señor, ver al ciego vacilante en su andar, mientras los que miran caen en cada paso que dan y todo cuanto ven les parece imperfecto
¿Hasta cuándo, Señor
dejaremos de darte dolor?