Hoy haré un bien a alguien. ¿A quién? No importa. Buscaré a alguien para hacerlo sin que lo descubra. Seré amable y bondadoso. Pagaré el mal con el bien.

No esperaré que las cosas me den alegrí­a, sino daré alegrí­a a las cosas y caminaré cantando, aun cuando en este dí­a el cielo no esté sereno.

Cada dí­a se me dará como una oportunidad para ser feliz. Pensaré que el pasado y el futuro son como la más lejana estrella y que no debiera preocuparme tanto por lo que allá sucede.

Haré como dice el dicho: Comparte tu pan y te sabrá mejor. Comparte tu felicidad y la tendrás mayor.

Me revestiré de ternura y compresión para que todos los que me rodean no se sientan solos.

El dí­a de hoy especialmente, haré un bien a alguien

Al llegar la noche comprobaré que Dios me premió con un dí­a pleno de alegrí­a. Y el dí­a de mañana haré otro dí­a como hoy.

Cuando hacemos bien al prójimo nos

acercamos más a Dios.