Los niños y niñas de la comunidad de Santa Clara, Chajul, en Quiché, no tienen oportunidad de llegar muy lejos en cuestión de educación. Varios son los factores que les impiden avanzar más allá de sexto primaria, como la pobreza, la precaria infraestructura y la falta de maestros. La situación se agrava más por el desinterés de las autoridades del Gobierno.
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Actualmente, en esta aldea, situada en una de las regiones más lejanas del área ixil, para los 155 niños y niñas inscritos en todos los grados de primaria durante el actual período escolar, sólo están contratados dos maestros, lo que hace imposible brindarles la atención necesaria en el proceso de aprendizaje.
Para continuar con sus estudios en los grados de básicos y diversificado algunos estudiantes tienen la suerte de conseguir becas que les brindan la oportunidad de abandonar la comunidad y trasladarse a la cabecera departamental.
Hasta el momento se han beneficiado 37 adolescentes, pero 14 se han quedado a la espera de que alguien supla el servicio que el Estado no les garantiza.
«Existen colegios más cerca donde pueden estudiar los básicos y la carrera, pero no podemos pagar las cuotas», aseguró Francisco Bacá Bernal, padre de familia y dirigente de la comunidad.
Esos establecimientos privados, al igual que los institutos de enseñanza media, se encuentran a siete horas de camino.
Sin embargo, la población ha buscado la posibilidad de asegurarles a los estudiantes «una oportunidad mejor», como lo dijo Gregorio Cuyuch, de la comunidad. Desde el 2002 presentaron la solicitud ante la Dirección Departamental de Educación en Quiché para que sea instalada en Santa Clara el programa de Telesecundaria, un sistema de aprendizaje por televisión, pero no han obtenido una respuesta favorable.
Similar es el caso de la Cooperativa Bethel, en La Libertad, Petén. En esta comunidad, situada en la ribera del río Usumacinta, fronteriza con el estado mexicano de Chiapas, lo que hace falta es infraestructura y maestros para la educación básica.
En Bethel la población cuenta con el servicio del Instituto Guatemalteco de Educación por Radio (IGER), sin embargo, la señal radiofónica no es percibida en el lugar y los padres de familia tuvieron que contratar a dos maestros para que impartan los cursos a los estudiantes con el material del programa.
El bendito presupuesto
En ambos casos, la respuesta del Ministerio de Educación es la misma. De acuerdo con el Gobierno, la falta de consensos dentro del Congreso para aprobar el Presupuesto para el año 2007, impidió dotar de fondos a la cartera para contratar maestros.
Gilberto Hernández, director departamental de Educación en Quiché, aseguró que la población estudiantil ha crecido, lo que ha colocado en una situación «difícil» al Ministerio de Educación.
Hernández también señaló que Santa Clara es una comunidad muy pobre y alejada de los servicios sociales básicos, por lo que los maestros que se contratan renuncian o desisten de continuar trabajando en el lugar.
«Estamos en el proceso de contratar un maestro para Santa Clara, pero es un trámite que no se puede hacer en poco tiempo», afirmó Hernández. No obstante, el Director Departamental aseguró que para finales de febrero se espera que llegue por los menos un maestro nuevo a la comunidad.
Según el funcionario, para este año se esperaba iniciar con el proyecto de Telesecundaria, pero por la falta de presupuesto también se suspendió.
Por su parte, í“scar Obando, director departamental de Educación de Petén, señaló que todos los años los supervisores educativos realizan una evaluación de necesidades en las diferentes escuelas e institutos de la región, para determinar cuáles son las que se deben cubrir con prioridad.
«Hasta este año conocimos la situación de la Cooperativa Bethel, y estamos con la entera disposición de crear nuevos contratos», dijo el funcionario.
De acuerdo con la Dirección Departamental de Petén, se necesitan 80 maestros más para la educación primaria, pero tampoco cuentan con el presupuesto necesario para asignarles plazas dentro del Ministerio de Educación.
Y aunque la necesidad de aulas también es latente, la responsabilidad no es del Ministerio de Educación, sino de las diferentes instituciones de inversión social y de las alcaldías. «Yo creo que si el Consejo Comunitario de Desarrollo no ha accionado para presentar su proyecto de construcción de aulas ha sido por desinterés», opinó í“scar Obando. «Luego empiezan a preocuparse cuando el problema es más grande», finalizó.
Interior: Reflejo de la ciudad
Para la diputada Lucrecia Marroquín, del Frente Republicano Guatemalteco e integrante de la Comisión de Educación del Congreso, el presupuesto no es el problema principal.
«La situación en el interior del país es el reflejo de la situación de la ciudad, que se constituye como la región más fuerte en el tema de educación», aseguró la parlamentaria.
De acuerdo con Marroquín, en el 30 por ciento de las escuelas de la ciudad se reporta ausencia de maestros. «Si estamos así aquí, ¿qué podemos esperar de las escuelas en el interior del país?», se preguntó la parlamentaria.
La diputada encuentra la causa de la problemática del faltante de maestros en la campaña que hizo el Gobierno para que ningún niño se quedara sin escuela. «Fue una muy buena campaña de publicidad, pero el Ministerio de Educación no estaba preparado para recibir a todos los estudiantes», indicó Marroquín.
Pero también señaló las evaluaciones a las que son sometidos los maestros que optan por una plaza en el Mineduc. «Esta evaluación es una contradicción, porque si los maestros reciben un título en las normales públicas, se les está diciendo que tienen capacidad para dar clases», finalizó la parlamentaria.
La Constitución Política de la República señala como una obligación del Estado, proporcionar y facilitar educación a sus habitantes, sin discriminación alguna. Sin embargo, al igual que otros servicios como salud, alimentación, y vivienda, la educación ya no es un derecho fundamental para el desarrollo integral de las personas, sino una mercancía que sólo pueden obtener los que tienen mejores posibilidades económicas.
Francisco Cabrera, de la Comisión Nacional Permanente de Reforma Educativa (CNPRE), indicó que existe una gran brecha entre la calidad educativa de la ciudad y del servicio que se brinda en las zonas rurales. «La capital es una zona privilegiada en tema de educación en detrimento de las áreas alejadas», opinó.
Para esta institución, el mal servicio educativo que se presenta en el interior del país responde a una visión ideológica en donde la población indígena es la más afectada.
Según el informe Retrato de la Injusticia de la CNPRE, los departamentos con menor cobertura educativa son Alta Verapaz, Totonicapán y Huehuetenango, que son a su vez, las regiones con mayor porcentaje de población indígena.
«Si se analiza desde el punto de vista presupuestario, la inversión pública está concentrada en diferentes puntos y zonas. El Estado, a través de sus políticas públicas no está combatiendo la marginalidad, sino que la está perpetuando», aseguró Cabrera.
El experto señaló que de continuar esta situación dentro del sistema educativo, se profundizará la exclusión y la desigualdad en el país. «El Estado velará por el bienestar de toda la población y no solo por un sector», finalizó.
Departamentos con mayor número de estudiantes
Guatemala (429,886)
San Marcos (189,001)
Huehuetenango (186,918)
Alta Verapaz (168,386)
Quiché (155,459)