Aunque los analistas sugieran que éste es un clima de «consolidación» de los bancos, los clientes en general han sentido la desconfianza en el sistema bancario, por lo que millardos de quetzales han salido para guardarse «debajo del colchón».
La crisis bancaria es un tema que ha estado sonando desde el pasado 20 de octubre, día en que Bancafé cerró operaciones. Luego, varios sucesos han acontecido que han provocado la inestabilidad bancaria.
Dos bancos han cerrado abruptamente sus operaciones. Bancafé fue cerrado por la Junta Monetaria. Banco del Comercio, la semana pasada, fue cerrado, aunque, al parecer, con el consentimiento de sus accionistas.
Sin embargo, ambos cierres se han caracterizado por el hermetismo de las autoridades monetarias para evitar una fuga de efectivo previo al cierre de operaciones; además, los anuncios del cierre de operaciones se han producido en horas de la madrugada, para evitar lo mismo.
Asimismo, se han producido una serie de fusiones y compras de entidades bancarias, que iniciaron el año pasado (aunque antes hubo otras, como Bancafé y Multibanco, G&T y el Continental, y el Agrícola Mercantil con el del Agro, por ejemplo) con la fusión por absorción del Banco de Occidente por parte del Banco Industrial.
También el Banco G&T Continental con el Banex. En el plano internacional, Citigroup, el grupo financiero al que pertenece Citibank, el banco más grande del mundo, compró el Banco Cuscatlán de El Salvador, el cual tiene sucursales en todo el istmo centroamericano, y Banco Uno, el mayor emisor de tarjetas de crédito en Centroamérica.
Tanto los cierres de operaciones como las fusiones y compras de los bancos nacionales, han beneficiado para aumentar sus activos a los principales bancos del sistema. Banco Industrial se ha hecho de los activos del Banco de Occidente, y, desde hoy, del Banco del Comercio. Banco G&T Continental se hizo de los activos del Banex, además de la compra de otro banco en El Salvador. Entre el Banrural, el Agromercantil y el Reformador, se hicieron de los activos de Bancafé.
Todo ello implica que de los 26 que operaban con normalidad a inicios del 2006, se convirtieron en 20 a inicios del 2007. En 1998, el número de bancos era de 34.
Según los analistas financieros, estos movimientos, que implican la reducción del número de bancos, se deben a la consolidación del sistema bancario, debido que entre menos bancos haya, éstos son más fuertes, más valiosos y pueden ofrecer mejores servicios.
¿Consolidación o desconfianza?
Sin embargo, cabe preguntarse si estos movimientos (como el cierre de Bancafé) eran planificados y se encuentran previstos dentro de las políticas de expansión o consolidación de los bancos, o si más bien es una muestra del desmoronamiento de los bancos más pequeños del sistema.
Ciertamente, existe una tendencia, no sólo en el ámbito centroamericano, sino a nivel mundial, de crear fusiones bancarias para consolidarse. Pero no todas las «fusiones» que se han dado en Guatemala se han hecho con normalidad.
De acuerdo con el relato de varios análisis bancarios, tanto el Banco de Occidente y el Bancafé eran dos bancos que, por las dificultades que tenían para operar, eran dos bancos muy apetecidos por entidades extranjeras, principalmente Citibank.
Según esas crónicas, Banco de Occidente fue comprado por Banco Industrial, adelantándose a ofertas extranjeras, y Bancafé fue cerrado cuando, al parecer, estaba logrando una buena oferta para ser comprado por banca extranjera.
De esa forma, se logró evitar la entrada de las instituciones monetarias extranjeras a Guatemala, un país muy apetecido por la gran cantidad de remesas vía electrónica que se maneja.
Sin embargo, la entrada de la banca extranjera parece inminente, ya que Citigroup compró Banco Cuscatlán y Banco Uno, además del inicio de operaciones de Banco Azteca en este año.
Guerra bancaria
Si se observan los movimientos de los cinco primeros bancos del país (Industrial, G&T Continental, Banrural, Agromercantil y Reformador, en ese orden), se nota que sus movimientos están en busca de la consolidación de los primeros lugares a nivel nacional, así como el deseo de expansión hacia el resto de la región mesoamericana.
El Industrial se ha consolidado como el primer banco nacional, sin posibilidades de que alguien se le acerque. Según el último balance general publicado, el BI superaba los 27 millardos de quetzales, y ahora habría que tomar en cuenta que la cifra será mayor, debido a los activos del Banco del Comercio.
En segundo lugar, el Banco G&T Continental que se ha logrado mantener en el segundo lugar, especialmente con la compra del Banex, y, además, se ha introducido en El Salvador, dando el primer paso para la expansión.
Banrural quedó muy cerca del Banco G&T Continental, al superar los 17 millardos de quetzales. Sin embargo, el G&T se despegó nuevamente con los activos del Banex. De cualquier forma, el Banrural es probablemente el banco que más ha crecido en los últimos meses, razón por la cual los ha impulsado para solicitar ante la Junta Monetaria su consolidación como Grupo Financiero, con el cual podrán ofrecer otro tipo de servicios, como seguros o tarjetas de crédito.
El Agromercantil y el Reformador son dos bancos que se han logrado despegar de la mayoría de bancos, los cuales apenas superan el millardo de quetzales, si no es que menos.
Pero este crecimiento de los bancos ha costado fusiones, compras, cierres de operaciones y hasta «campañas negras» como la que sufrió el G&T Continental, lo que le valió el retiro de varios cuentahabientes.
Esta guerra ha hecho que muchos cuentahabientes empiecen a retirar su dinero del sistema bancario. Algunos de los cuentahabientes de Bancafé prefirieron retirar su efectivo, en vez de continuar con el nuevo banco al que fue asignado.
Más de alguno, habrá sufrido el cierre de operaciones de Bancafé y del Banco del Comercio al mismo tiempo, ya que es posible tener cuentas en las dos instituciones.
Y, aunque una persona no haya sufrido el cierre de operaciones de los bancos, talvez por tenerlo en un banco ajeno a estos movimientos, se quiera o no, el clima no ha dado razones para tener confianza en el sistema. Muchos usuarios se preguntarán ¿cuál será el próximo banco en tener problemas?, y, para evitar contratiempos, preferirán retirar sus ahorros.
El corralito chapín
Desde diciembre del 2001, Argentina sufrió un proceso similar (aunque más grave) en su sistema bancario. El presidente de ese entonces, Fernando de la Rúa, decretó que por un lapso no se podía retirar efectivo de los bancos, para evitar la salida y la inminente quiebra de muchos de ellos.
Las mismas autoridades monetarias de Argentina bautizaron este decreto como el «corralito». En Guatemala, se ha hablado de que se vive un proceso parecido al del país sudamericano, sólo que no de una manera tan grave.
Una de las coincidencias es que muchos de los cuentahabientes de Argentina empezaron a sacar su dinero de los bancos, debido a la incertidumbre. De la misma forma, aunque en menor escala, se produjo aquí.
La diferencia está en que Argentina decretó el «corralito», situación que en Guatemala no se ha dado. Sin embargo, muchos analistas coinciden en que el «corralito chapín» fue más bien solapado. Por ejemplo, el hecho de que los anuncios del cierre de operaciones de los bancos se haya hecho en las madrugadas, imposibilitando a los cuentahabientes correr al banco a sacar sus cuentas. Al día siguiente, como ocurrió con el Banco del Comercio, ni siquiera abrieron las agencias.
En el caso de Bancafé fue peor, ya que el anuncio cayó precisamente en la madrugada del 20 de octubre, día de asueto nacional, lo que, además, coincidía con el fin de semana. Para el lunes, día hábil, los cuentahabientes hasta se habían decepcionado y fueron pocos los que acudieron a las agencias para darse cuenta de que estaban cerradas.
La falta de efectivo, que empezó a afectar en la primera quincena de diciembre, y que se agravó desde el quince con el pago de salarios y aguinaldo, es considerada por algunos analistas, entre ellos el ex presidente del Banco de Guatemala, Lizardo Sosa, como un efecto de la desconfianza generada hacia los bancos, a raíz del cierre de operaciones de Bancafé y la campaña negra contra el G&T Continental.
De hecho, otros analistas consideran que la falta de efectivo fue una estrategia para evitar la salida de más capital de los bancos. El problema, al parecer, sí se suscitó por casualidad, pero, desde el 7 de diciembre, día que estalló el problema de la falta de efectivo, pudo haber dado la buena idea de declarar la falta de efectivo.
De hecho, este fenómeno permitió la «plastificación» de las transacciones comerciales, es decir, que la actividad por medio de dinero plástico (cheques, tarjetas de débito y crédito, transacciones electrónicas, aumentaron) colaborando, aún más, a tratar de atraer a los cuentahabientes que se retiraron del sistema bancario por los problemas.
Algunos bancos, incluso, crearon «ofertas» por el uso de dinero plástico, para beneficiar y aumentar esta práctica.
Asimismo, el uso de los dólares aumentó, debido a que las remesas no eran convertidas a quetzales, ya que por la misma falta de efectivo los bancos inducían a la «dolarización» de las remesas.
A raíz de ello, el dólar aumentó de su precio a menos de los Q7.60, hasta un poco más de los Q7.70.
El gran perjudicado fue la economía informal y los comercios que no aceptan transacciones con dinero plástico, ya que hasta registraron pérdidas por la falta de efectivo.
Algunas preguntas
Ante este fenómeno, que aún hoy se pueden sentir sus consecuencias (la mayoría de cajeros aún no funcionan con normalidad, y los cuentahabientes del Banco del Comercio hasta hoy podrán iniciar a arreglar su situación), pueden surgir varias preguntas.
Por ejemplo:
¿Por qué las autoridades monetarias no alertan a la población sobre los bancos que registran problemas, para informar mejor y que los cuentahabientes decidan en qué banco confiar sus depósitos?
O, lo que es lo mismo, ¿por qué las autoridades monetarias avisan a la población sobre los problemas bancarios, hasta que es inminente el cierre de operaciones?
¿Por qué se retiró el efectivo circulante cuando aún no habían venido los nuevos billetes?
¿Qué otros bancos están en problemas?
¿Será que pronto cerrarán otros bancos?
¿Por qué el Banco del Comercio decidió «salirse del juego», dejando en el aire a los cuentahabientes, sin aviso previo?
¿Aguantará el FOPA?
Si en la Ley de Bancos y Grupos Financieros, en el artículo 87 indica que el FOPA sólo cubrirá cuentas hasta de 20 mil quetzales, ¿por qué se ha pagado todas las cuentas de los cuentahabientes afectados de los cierres de operaciones de un banco?
¿Subirá el precio de las alcancías debido a la demanda que tendrán por la «efectivización» de la economía?