Dí­a de infamia (2ª. parte)


La flota japonesa oculta en Hitokappu, Islas Kuriles, levó anclas el 26 de noviembre para detenerse después de navegar 5,800 kms con la radio silenciada, a una distancia aproximada de 800 kilómetros de Pearl Harbor el dí­a 6 de diciembre. El mismo 26 de noviembre el secretario de Estado Hull presentó la negativa a la última propuesta de Tokio, Japón debí­a salir de China e Indochina y el Gabinete de guerra respondió cancelando las negociaciones. Era el punto sin retorno, lo sabí­an del lado Nipón y también en Washington los allegados más cercanos a Roosevelt, los que se mantení­an ignorantes eran el almirante H. Kimmel y el general W. Short responsables respectivamente de la flota y la defensa costera en Hawai, la decisión japonesa de cancelar las negociaciones fue pasada a Franklin Roosevelt quien dijo lacónicamente «eso significa la guerra».

Doctor Mario Castejón

El almirante Yamamoto seguí­a los movimientos de la flota desde el crucero Nagato anclado en el mar interior del Japón y recibí­a información de su segundo el almirante Nagumo, habí­a sido un niño pobre adoptado por la familia Yamamoto y desarrolló una brillante carrera militar. Fue herido en la guerra ruso-japonesa en 1905 y luego de 1919 a 1921 estudió en Harvard y de 1926 a 1927 fue Agregado Naval en Washington, admiraba a los Estados Unidos, pero su nacionalismo estaba por encima y concibió un plan de ataque impecable con la flor innata de los pilotos del Japón, aficionado a los proverbios dijo en esa ocasión: «Si quieres los cachorros del tigre ve a buscarlos a su guarida».

En Pearl Harbor la vida continuaba y Kimmel y Short habí­an recibido el 26 de noviembre una advertencia intrascendente de posibles acciones hostiles, nada sabí­an del movimiento de la flota japonesa ni que se habí­an roto las negociaciones, tampoco de los mensajes interceptados, todo habí­a sido celosamente guardado por Roosevelt y unos pocos como el general George Marshall, jefe del Estado Mayor, quien dijo en una reunión refiriéndose a los mensajes interceptados: Caballeros esto va a la tumba con nosotros.

Hasta 1979 la National Security Agency dio a conocer 2,413 órdenes interceptadas a los japoneses entre el 1º. de septiembre y el 4 de diciembre de 1941. El presidente Roosevelt recibí­a todas esas intercepciones ya descifradas a través de su asistente el capitán R. Beardell.

El 24 de septiembre de 1941 por onda corta se interceptó un mensaje de Tokio al Cónsul en Hawai Nagao Kita ordenándole reportar dos veces por semana las caracterí­sticas de los barcos anclados en Pearl Harbor y su localización. En Octubre de 1941 el espí­a de Stalin en Tokio Richard Sorge, informó que el ataque del Japón en el Pací­fico serí­a en sesenta dí­as. William Casey, más tarde Director de la CIA dice en su libro «Guerra Secreta contra Hitler», página 7, que los británicos avisaron a Washington que la flota japonesa vení­a del norte rumbo a Hawai. El 25 de noviembre el secretario de Guerra, H. Stimson, escribió en su diario citando a Roosevelt: FDR expresa que seremos atacados pronto, el problema dice, es cómo manejarlo para que sean ellos los que disparen el primer tiro sin mucho peligro para nosotros.

El 19 de noviembre el Consulado del Japón en Hawai y los otros consulados de Asia recibieron la prevención de un mensaje que enviarí­a Radio Tokio relativo a las condiciones del tiempo señalando que la frase Higashi No Kaze Ame (viento del este lluvioso) indicaba que el ataque estarí­a dirigido a Hawai. El llamado «código de los vientos» lo interceptó el radioperador naval R. Briggs el 4 de diciembre y fue pasado a la Casa Blanca, luego el mensaje desapareció de los archivos.

El dí­a preciso del ataque a Pearl Harbor lo sabí­a la Casa Blanca desde el dos de diciembre al descifrarse un mensaje de Yamamoto a su flota que decí­a: «Escalar Monte Niitakayama 1208». Niitakayama es un monte de Japón y era el nombre en clave que significaba ataque; 12 se referí­a a diciembre el doceavo mes; 08 al dí­a 8 en Japón y por la diferencia de horas dí­a 7 en Hawai. Ninguna duda queda a los historiadores en relación al hecho que el presidente Franklin Roosevelt conocí­a el dí­a, la hora y las fuerzas con las que contaban los japoneses para atacar Pearl Harbor.