Esto ya es Sodoma


Eswin Quiñónez
eswinq@lahora.com.gt

Las ráfagas hicieron mella en mi conciencia. No soy muy aficionado a las pelí­culas de acción a lo vos-me-disparás-y-yo-te-respondo, excepto cuando una buena melodí­a acompaña las escenas. Pero, el caso es que no se trata de ficción, aunque así­ lo pareciera. Esta historia forma parte ya del imaginario guatemalteco y confirma lo que en el extranjero hablan de nosotros: Un paí­s inseguro. Y es que la madrugada del sábado conmocionó, no sólo a los habitantes de la colonia Prados de Villa Hermosa, sino a todos. Eso es seguro. Con la camisa de periodista recelé no estar escuchando los decibeles de los plomazos y sentirme como un corresponsal en pleno conflicto bélico, observar el sube y baja de los policí­as y la resistencia de los asaltantes. Estar allí­ y sobrevivir para contarlo de primera mano. Pero con la camisa de civil, lancé todo un jolgorio de ruidosos lamentos por sentir impotencia ante este tipo de situaciones. De pelí­cula.

Creo que tiene mucha razón el comisionado de Turismo, Willy Kaltschmit, con su sesudo comentario de que «vender turí­sticamente un paí­s inseguro es difí­cil», muy difí­cil. Nuestro atractivo ya no son las ancestrales ciudades mayas, mucho menos nuestra composición ecológica y el abanico de culturas dentro de un pedacito de tierra. En el extranjero nos comienzan a reconocer, y me atrevo a decir que hasta temer, que vivimos en un paí­s donde es inseguro vivir. No por nada la señora Elena de Monzón dijo a Prensa Libre de esta mañana que «Viva uno donde viva, en Guatemala, igual siempre va a pasar algo; esto es Sodoma», ella se habí­a mudado de la colonia El Paraí­so de la zona 18 para proteger a su familia y para su mala suerte se instaló en una vivienda frente al refugio de los asaltantes.

Sin duda alguna un cierre, con broche de oro, de un año donde vivimos situaciones de violencia extrema, donde a las generaciones de 25 años y menos, pudimos conocer algo, no igual, pero más o menos parecido, lo que fueron los años sucios de la guerra: ejecuciones extrajudiciales, crí­menes polí­ticos, enfrentamientos en áreas urbanas, paranoia en los autobuses, asaltos diarios, etcétera.

RIP 2007

Dejamos atrás un año peculiar, con un enorme agujero sin rellenar, y muchas heridas por sanar. Ya nos despedimos y la mejor forma de hacerlo es reunirse con los que uno ama, reí­rse hasta sostenerse la barriga recordando anécdotas, y disfrutar del tamal colorado; a las doce de la noche darnos un fuerte abrazo, fuerte, fuerte. Prometernos que el amanecer del 2008 nos traerá cosas mejores y una vida en paz. Recordar a quienes nos dejaron en el camino y brindar por las nuevas amistades. Olvidar las malas noticias. Felices momentos.