Amplia visión de futuro de positivo beneficio para el país en lo que hace a la economía y, por supuesto, a los servicios que se prestan a la navegación marítima, han de haber tenido quienes gobernaron en no muy lejana época cuando decidieron la construcción del Puerto Quetzal en el lado del Pacífico.
Y decimos eso porque tal obra ha llegado a tener la funcionalidad necesaria de modo integral, al punto que cada vez más están utilizando sus servicios numerosos barcos, incluidos los de lujo, que son enormes, y hacen extensas travesías internacionales repletos de turistas de diversos países de este y de otros continentes.
A las arcas nacionales afluyen verdaderas cataratas de millonadas a lo largo de cada mes, de cada año y, con la periodicidad establecida, la administración portuaria tiene suficiente capacidad en el marco de sus ingresos para contribuir al desarrollo de los municipios del departamento de Escuintla, al menos eso es lo que se dice en ese sentido. ¿Será, será?, se pregunta el malicioso y no muy ingenuo Juan Chapín.
Se estima que alrededor de Ql00 millones son distribuidos (¿anualmente?) entre las comunas escuintlecas en montos que se dejan al arbitrio de las respectivas autoridades portuarias o de los altos círculos del gobierno de la nación. ¿Será realidad tanta belleza, decimos dos columnistas que aprovechamos una información «confidencial» captada, según uno de esos quijotescos comentaristas de prensa, en una fuente que se halla en las merititas entrañas del «monstruo»; es decir, de Puerto Quetzal que, como se cree, está constituyendo toda una viña?
Pero no son sólo las municipalidades del mundillo de las golondrinas se nutren en las generosas ubres del presupuesto del puerto de referencia, sino también el puerto de San José, al que se le dan unos Q7 millones de ayuda para que pueda estar en condiciones de hacer frente a sus cuitas.
Lo deseable, puede decirse, es que los archimillonarios fondos que reparten las autoridades de Puerto Quetzal sean empleados en provecho de los municipios de Escuintla y haciendo honor a la diafanidad administrativa, lejos de cometer los pecados de lo que es ilícito, como es la corrupción, un cáncer que está causando efectos desastrosos a Guatemala y a la mayoría del pueblo que a duras penas camina con la cruz a cuestas.
Preguntamos: ¿Escudriñará entretelas la Contraloría General de Cuentas? ¿Qué podrá decir el Ministerio de Finanzas y, asimismo, otras altas esferas oficiales?
Hay cosas importantes que se quedan en las tinieblas del misterio, porque quienes están con la sartén por el mango callan; no dan a conocer, a través del aparato informativo-propagandístico del gobierno, mucho menos en los medios de comunicación del campo independiente, lo que acontece en el cúmulo de sus instituciones y dependencias. ¿Será que algo no cristiano está campeando? En el caso que estamos exponiendo mediante estos hilvanes de comentario está entre nubarrones todo un volcán de millonadas de quetzales que, a pesar de su deplorable devaluación, bien podrían servir para poner aunque sea parches o esparadrapos en el cuerpo enfermo de la enorme masa popular guatemalteca.