Luego de un artículo que escribí hace poco más de una semana sobre la actitud que muchos conductores tenemos y cómo ello complica los problemas de tránsito, mi buen amigo el ingeniero Juan Minondo se comunicó conmigo para compartir su idea de que debe hacerse un gran esfuerzo para proporcionar educación vial a los guatemaltecos a fin de lograr que cambiemos nuestra forma de actuar en el denso tránsito que sufrimos.
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Y se nos ocurría con Juanito que era importante involucrar a las autoridades en el esfuerzo de educar a los automovilistas, además de que hace falta que la Policía Municipal de Tránsito juegue un papel más activo en ese campo, porque está demostrado que si limitan su papel al de sustituir a los semáforos, lejos de mejorar las cosas por lo general se complican porque tienen escaso criterio para otorgar la vía y terminan generando más congestionamientos.
Yo le decía al ingeniero Minondo que ahora que ílvaro Arzú sale en la televisión dando cápsulas informativas a la población sobre diversos temas, qué mejor que usar ese valioso recurso para educar a los automovilistas en temas viales. Imagine el lector lo que significaría que diariamente el mismo Alcalde apareciera dando lecciones sobre el comportamiento que tenemos que tener los automovilistas para superar los problemas derivados de la absoluta falta de solidaridad, no digamos de respeto a las leyes y normas elementales del tránsito.
No digamos si tuviéramos un gobierno que entendiera realmente la dimensión de su responsabilidad y que en vez de gastar seis millones de quetzales en un absurdo culto a la personalidad del Presidente que está por entregar el cargo, dedican ese dinero para hacer conciencia en estos días a los automovilistas sobre cuestiones prácticas que ayudarían mucho a descongestionar el tráfico y, sobre todo, a hacerlo más seguro. Al fin y al cabo, no hay que ser genio para entender que esos anuncios que hoy pintan a don í“scar Berger como la octava maravilla del mundo no tendrán ningún efecto en cuanto a la percepción buena o mala que ya la ciudadanía tenga de él. Gastar seis millones en pura propaganda de imagen personal es un derroche de dinero cuando ese pisto bien podría servir para resolver problemas cotidianos como el que se deriva de la falta de educación vial de los guatemaltecos.
No podemos pretender que el sistema educativo nacional se ponga al servicio de la educación vial porque si ni siquiera para lo básico funciona adecuadamente, mucho menos para estos otros fines. Pero cuando vemos que la mayoría de guatemaltecos pasa horas atrapada en el tráfico y evaluamos el malestar que ello genera y las complicaciones emocionales que se derivan de tal situación, generando hasta más violencia entre un conglomerado que poco necesita para reventar, podemos justipreciar cuán lesivo es ese derroche de dinero que sin criterio alguno hacen los publicistas del gobierno. Claro está que quieren gastarse hasta el último centavo del presupuesto porque de lo contrario no hay comisiones y además quieren terminar de quedar bien con los medios que han sido complacientes, pero igual lo podrían hacer con mensajes útiles orientados a formar a nuestros automovilistas.
Pero como bien dice Juanito, las cosas importantes siempre son postergadas o ignoradas en nuestro país, donde se da importancia a lo superficial.