¿Nadie oye mi voz?


Jóvenes alertando a jóvenes. Según un reciente informe presentado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en Guatemala la mayorí­a de ví­ctimas y victimarios de violencia son jóvenes de entre 18 y 35 años.

Lourdes ílvarez
usacconsultapopular@gmail.com

Guatemala se caracteriza porque su población es mayoritariamente joven, además, por ser uno de los paí­ses latinoamericanos con las peores condiciones polí­ticas, sociales y sobre todo económicas para sus habitantes.

No es de extrañar que precisamente de jóvenes sin empleo, sin acceso a educación y sin garantí­as mí­nimas que les permitan desarrollarse plenamente, surjan fenómenos como los denunciados por el PNUD.

En la pasada campaña electoral llovieron ofrecimientos para este sector de la población, la palabra «inclusión» fue la más sonada. Sin embargo, a pocos dí­as de tomar posesión, a la gente del nuevo gobierno, parece que la «peste de amnesia» también los alcanzó.

Se tení­a previsto que de inmediato se impulsarí­a una ley marco de desarrollo integral para la juventud, además, que se asignarí­an recursos y bienes para conseguirlo.

En varios foros y actividades se concluyó y al parecer, se «comprendió» que la violencia, marginación, desigualdad, conflictividad social y demás fenómenos que carcomen los cimientos de nuestra «democracia», provení­an justamente de seguir postergando la atención en materia de prevención para los jóvenes.

Esperar que «el próximo» se encargue en serio del asunto, es mediocre. Según publicaciones de prensa, un diputado de la Unidad Nacional de la Esperanza, cuando se le cuestionó sobre la reducción en el presupuesto asignado para el Consejo Nacional de la Juventud, indicó que «se asignó lo que se pudo» y sobre todo, que al menos se dejan «las bases para que el próximo gobierno haga los cambios necesarios».

La juventud urge y grita polí­ticas a favor. Pero parece que en la enormidad «de cosas más urgentes» nadie escucha su voz.

Involucrar a niños (que pronto serán jóvenes) y a jóvenes (que pronto serán adultos) en una cultura diferente, una más humana, colectiva y sobre todo solidaria, se hace preciso.

Hacer valer un Estado de Derecho se consigue, además, con la organización. Concebir una sociedad diferente es posible, pero requiere trabajo y sobre todo compromiso y convicción para lograrlo. Jóvenes, es el momento.

INVITACIí“N: Hoy, desde las 16:00 horas El Colectivo «Alas de Minerva» estará abriendo un espacio para todas y todos aquellos que quieran compartir su visión del mundo y, sobre todo, quieran trabajar por un mundo mejor. Habrá música, literatura, teatro y fotografí­a. En Casa Artesanas (2a. calle 2-28 zona 1).