Cerveza Gallo y su responsabilidad social


Ahora, de golpe y porrazo, el gobierno y los medios de comunicación masiva tradicionales han volcado su atención sobre la Responsabilidad Social Empresarial ?RSE?. Muchas veces hemos denunciado que la industria en general contamina integralmente y no quiere gastar un solo maravedí­ en sistemas que reduzcan, aunque sea parcialmente, el impacto negativo de sus operaciones para la sociedad y el medio ambiente.

Roberto Arias

Hace poco recibí­ un curso sobre «El uso de las Tecnologí­as de la Información y la Comunicación, para una mejor Gestión Empresarial» en la Universidad Rafael Landí­var ?URL? y me dejó asombrado el hecho de encontrar un área en donde se hace mucho énfasis sobre el tema de la responsabilidad empresarial. ¡Si no supiera yo?! pensé.

Por cierto el diario elPeriódico de fecha 12 de diciembre de 2007 en su página de Economí­a indica que «Acceso a nuevos mercados exige compromisos del RSE». «Cada dí­a, las empresas transnacionales exigen a sus proveedores y concesionarios ser socialmente responsables», dice el subtí­tulo y, traslado el inicio del cuerpo de la noticia por Ricardo Quinto: «Ayer concluyó la V Conferencia de Responsabilidad Social Empresarial con reflexiones para que los mercados globales sean más exigentes en el cumplimiento de los principios de la RSE.

Desde el productor hasta el consumidor, el mercado debe resguardar los ejes de la RSE, que incluyen la transparencia, la calidad de vida laboral, protección ambiental, responsabilidad con la comunidad y el Estado.»

El respeto a la ley y a la salud ambiental es el único camino para erradicar la violencia. Sin embargo, la cervecerí­a centroamericana (con minúsculas), sin responsabilidad con la comunidad y el Estado, construye «el árbol Gallo» aprovechando la necesidad de los guatemaltecos de ser parte de un evento convertido en «una nueva tradición» a la que asisten jóvenes y niños. El mensaje subliminal y a la vez explí­cito es: «Qué buena es la cerveza GALLO (así­ agigantada) que nos regala esta celebración gratis», sin imaginar siquiera el costo social de aceptar como «buena» la oferta de entrada a la antesala del vicio que destruye familias.

La municipalidad, por su parte, quitó los rótulos luminosos en lo que ya parece «la mayor propiedad del alcalde»: el centro histórico; porque contaminaban el ambiente, así­ como reguló la pintura y construcción de las casas de la zona 1 en donde los dueños prácticamente no pueden hacer nada con sus legí­timas propiedades; sin embargo, en la Avenida de la Reforma sí­ permite contaminar cada 50 metros o menos con la palabra «Gallo» bajo cada arbolito pegado a los postes (es un árbol pequeñito) a lo largo de muchas cuadras. Es imposible no verlo, es publicidad institucional abusiva, especialmente en estas fechas en que deben promoverse valores y no bebidas alcohólicas. Lo pensaron muy bien: Los mensajitos preparan el camino a un sitio de entretenimiento «sano» que causa tanta expectación y al que asisten no sólo una vez. Todas las navidades Gallo nos dan este degradante regalo.

Este tipo de mensaje es ALTAMENTE EFECTIVO. «Gallo» es un término fijado ya en la mente de todos los guatemaltecos «desde que nacen» o antes, porque hay mujeres embarazadas que la beben.

Al igual que con los «macetones», indudablemente deben haber millones de quetzales de por medio. ¡Qué porquerí­a!

¿Y los valores ciudadanos?… ¡A pasárselos por el arco del triunfo!